Hay Poder Cuando se Perdona

Lucas 23:34 (NTV)

³⁴ Jesús dijo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…

Hay un poder inherente que Dios quiere darnos cuando nos negamos a sucumbir a la ofensa que nos lleva a la falta de perdón, amargura y resentimiento hacia alguien que sabiendo o no lo que nos hizo, nos causó enojo o dolor, quizás a través del rechazo, tomando algo de nosotros, difamándonos, o nos traiciono o lastimo a un ser querido, etc. Hay una serie de cosas en las que podríamos pensar que otras personas han hecho para hacernos enojar y hasta desear venganza. Pero la Biblia dice que es mejor desear la misericordia que el juicio.

Santiago  2:13 dice: “No habrá compasión para quienes no hayan tenido compasión de otros, pero si ustedes han sido compasivos, Dios será misericordioso con ustedes cuando los juzgue.” NTV

Colosenses 2:13-15 también nos dice, “¹³ Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían quitado la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados.
¹⁴ Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola en la cruz. ¹⁵ De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz.” NTV

Esto sucede porque Dios usa las circunstancias que atravesamos para desmantelar al enemigo en sus tácticas para crear caos y conflictos en nuestras vidas que podrían descarrilar su destino propuesto para nosotros, y hace burla de ellos cuando decidimos dejar ir de la ofensa y perdonar al que nos ofendió. A veces toma orar para que seamos capaces de perdonar y poner a la persona o personas en manos de Dios para que El intervenga en la situación, ya sea para traer reconciliación o para quitar el agresor que rehúsa  arrepentirse de oprimir al pueblo de Dios después de muchas advertencias a que se arrepienta o enfrente el juicio de Dios.

Dios también usa estas situaciones que requieren que perdonemos y oremos por un ofensor para llevarlos al arrepentimiento al nosotros bendecirlos y pedirle a Dios que los perdone y los bendiga El también. El resultado esperado aquí es que el delincuente se rinda al amor de Dios para ellos a través de Su Hijo, para que pueda recibirlo como su Señor y Salvador o se reconcilie con El si se deslizo y cayó nuevamente en pecado. Si es alguien de la familia de Dios, oramos para que salgan de la oscuridad y vuelvan a los brazos de Jesús para ser sanados, libres y capaces de caminar en unidad con sus hermanos.

Recuerdo unos cinco años atrás que estaba en una reunión con otros miembros de un Ministerio y buscábamos la presencia de Dios en alabanza y oración a nombre de otros hermanos, principalmente gente de negocios, que a veces fueron llevados a un cruce de caminos o se sentían atascados ya sea por pegados y no sabían cómo salir de esa posición y habilitarse para seguir caminando el camino y proceso de Dios para ellos. En este tiempo en particular, dos señoras llegaron sin haber avisarnos con anticipación y porque nos conocían, decidieron acercarse a nosotros y pedir oración. Parecían desesperadas y una de las señoras pidió oración porque un hombre había robado su identidad y había vendido su información causando muchos problemas para ella y ella en aquel momento se enfrentó a tener que ir a los tribunales para tratar de probar su inocencia de las acusaciones en su contra debido a la identidad equivocada.

Cuando el grupo comenzó a buscar una palabra de Dios acerca de la situación en nombre de la señora, escuché al Señor decir que ella debía perdonar al hombre y no solo eso, El quería que ella intercediera por él porque quería utilizar la situación para atraer el delincuente a su hijo para ser salvo. Cuando le dije esto a la señora ella no lo esperaba ni recibió la noticia con satisfacción. Ella hubiera preferido haber oído que Dios iba a castigar severamente a esa persona y traer grandes victorias para ella en la corte. No estoy segura que la señora obedeció el mandato de Dios para ella porque ella nos dejó en un estado de sorpresa y de decepción debido a lo que oyó el Señor decirnos que era la receta para ella en esta situación.

Pero Romanos 8:28-30 nos encomienda, “²⁸ Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.
²⁹ Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos hermanos. ³⁰ Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria.” NTV

He escuchado a una gran cantidad de testimonios en que Dios ordenó a que el ofendido o lastimado rezara o hiciera un acto que demostraba que había perdonado al infractor. A veces las cosas eran tan graves y devastadoras como una persona que mató a familiar y cómo la familia doliente debía expresar el perdón para el asesino. Otras veces fue un violador o alguien que fue sorprendido robando las riquezas y bienes de otras personas. Estas acciones abrieron la oportunidad para que el Señor visitara a los que eran culpables y los llevara a un lugar donde reconocieron que necesitaban un Salvador que les diera una nueva vida.

Por otra parte, muchas de estas personas que lastimaron a otros, hoy se están utilizando poderosamente para avanzar el Reino de Dios con sus vidas y traer a muchos que como ellos, han causado dolor y molestias a otros de una manera u otra a unir a la familia de Dios. De esta manera sirven al Señor así como la mujer samaritana en Juan 4 que llevó a muchos a no sólo escuchar su testimonio, pero a que conocieran al Señor por sí mismos. Dios hace obras misteriosas y somos los vasos que El quiere usar para reconciliar a otros con El y hacerlos a la imagen de su hijo amado. Además, de esta manera estamos cumpliendo el mandamiento dado por Jesús a amar al Señor con todo nuestro corazón, almas y mentes y amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos. A Él solamente sea la gloria.

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