Friday, March 22, 2013

Calumnia y Perjudicara 2

Isaías 45:1
Así dice el Señor a Ciro, su ungido,
    a quien tomó de la mano derecha
para someter a su dominio las naciones
    y despojar de su armadura a los reyes,
para abrir a su paso las puertas
    y dejar abiertas las entradas:

Hablamos en la enseñanza anterior de que el orgullo, la soberbia, y el sobreestimo a nosotros mismos por encima de otros son abominaciones ante los ojos del Señor. Cuando estas se encuentran en nuestros corazones, Dios no tiene otra opción, sino de despojarnos de las armaduras de defensa que nos hemos puesto en nosotros mismos y que han hecho que nuestros corazones se endurezcan y se hagan insensibles a las impresiones de Dios para que soltemos las ofensas, las heridas, la rabia y el temor. Además, porque no hemos enfrentado esos asuntos de acuerdo a su voluntad, Dios derriba esa montana de orgullo que hemos levantado al despojarnos de la armadura que nos ha mantenido fuera del alcance de sus bendiciones, sanación, salvación, restauración, liberación, etc. que Él tiene para nosotros.
Dios es un Dios tan amoroso que nos corrige y nos castiga como todo un buen Padre, pero eso es para que regresemos al redil de sus preceptos del que nos alejamos. La Biblia dice en Hebreos 12:10, que Dios nos disciplina para nuestro bien, para que podamos llegar a ser partícipes de su santidad. Sólo de esta manera podemos recibir su bondad, no con orgullo, no tratando de tomar venganza sobre aquellos que nos han ofendido o herido. Tampoco maquineando y manipulando maneras de obtener las cosas que Dios tan ansiosamente quiere hacer por nosotros pero no nos hemos abierto a recibir debido a la dureza de nuestros corazones.
Es decir,  es muy importante venir a Dios con corazón rendido que permitirá romper el suelo árido que esta así ya sea por razones de pecados generacionales o por pecados de los que no nos hemos arrepentido. Eso es porque así hemos estado caminando por la vida dando a otros de la dureza de nuestros corazones que se han convertido ya en suelo venenoso -incapaz de mantener vida abundante y que hace que nuestros cuerpos se enfermen. Algo contrario a lo que Jesús murió en la Cruz para darnos. Isaías 53: 5-6 dice,
5Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones

    y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz,
    fue azotado para que pudiéramos ser sanados.
Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas;

    hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor puso sobre él
    los pecados de todos nosotros.
Así que en este momento, sería mejor tratar algo nuevo que también nos dará diferentes resultados — Eso es el acudir a nuestro Señor con corazones rendidos, dispuestos a entregar nuestros problemas y darle nuestro todo para que Él pueda poner las piezas rotas de nuestros corazones juntas otra vez. El desea que caminemos con corazones completos y no rotos o con pedazos de nuestros corazones que le hemos dado a aquellos a los que no hemos  perdonado. Eso es porque en vez de escoger perdonar y rendirnos a Dios para que nos sane el corazón, optamos por hablar injurias que asesinan el carácter de la persona que nos ofendió al igual que cualquier probabilidad de que Dios restaure la relación. Eso es  porque si la persona se ha dado cuenta de las injurias eso ha tomado más territorio para mal no sólo en nuestros corazones que se han endurecido, sino en los corazones de los que hemos injuriado porque los hemos ofendido y herido una y otra vez.
Mis hermanos y hermanas, vengamos dispuestos a comenzar de nuevo y permitir que el toque sanador de Dios repare y avive nuestras almas, nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras bocas. Ellos están conectados y pueden utilizarse para su gloria en vez de crear más caos en nuestras vidas y las vidas de los demás porque al calumniar a otros tomamos el carácter de Satanás—el mayor calumniador.
Dejemos que el alfarero obre dentro de nosotros como sus vasos que Él ha diseñado para que brillemos su luz en la oscuridad de este mundo. También acudamos a El mas a menudo para que no tengamos que pasar más que el tiempo necesario en el torno de alfarero porque nos hemos negado a permitirle moldearnos cada vez más a su imagen y semejanza y nos ha causado tener que volver a empezar una y otra vez hasta que El este complacido con lo que ve en nosotros.
Los hijos de Israel hicieron esto cuando salían de Egipto y mientras que debían haber cruzado el desierto en 11 días cuando iban camino hacia la tierra prometida, en cambio permanecieron allí durante cuarenta años hasta que la próxima generación estuvieran lo suficientemente crecidos para alcanzar ellos  la tierra prometida (números 32:13). Esto sucedió debido a la constante murmuración y queja en contra de Dios y de su líder Moisés. Ellos también se veían como saltamontes y no como personas que al confiar en Dios y en su palabra podrían alcanzar grandes victorias (números 13:33). Esta es una lección muy dura que ellos tuvieron que aprender, pero también nosotros podemos aprender de sus errores y dejar que Dios tome el volante de nuestras vidas y las vidas de los que nos rodean especialmente cuando  nos ofenden y hieren. A El solo sea toda la gloria.

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