Monday, April 8, 2013

Cuando la Promesa se Prueba con Fuego


Éxodo 12:9 (NTV)
No comerán nada de la carne ni cruda ni hervida en agua. Asarán al fuego el animal entero con la cabeza, las patas y las entrañas.”

Cuando Dios nos da una palabra de promesa, esta palabra luego pasa a ser probada con fuego. Cuando asamos carne en la parilla, la grasa es evidencia de los desechos contaminados y las toxinas encontradas en un animal que deben quemarse en el fuego. El fuego purifica y descontamina. Asì mismo, cuando el  Señor nos da una promesa, Èl nos lleva a pasar por pruebas para asegurarse que cuando Èl haya terminado llevándonos por el proceso asignado para nosotros, nos puede colocar en el fuego una ves màs y no nos quemaremos porque hemos sido hechos puros como el oro.

Esto pasa mientras el fuego continúa quitando las inmundicias que no pueden oponerse a la santidad de Dios y su justicia que El ha puesto en nosotros y que nos convierten en vasos puros que El utilizará sin mancha ni arruga que significan madurez espiritual. Solo así podremos alcanzar y mantenernos en nuestros lugares de asignación. Por esta razón, el ayuno y la oración al igual que el acercarnos a Dios por medio de su palabra y lo que sale de su boca es de gran necesidad para nosotros porque el agua de la palabra lava lo que el fuego ha quemado.

En el momento en que las palabras en el versículo anterior fueron entregadas a los hijos de Israel, ellos se estaban preparando para su huida de Egipto. Egipto representa el modo de pensar y condiciones que Dios quiere quitar de nosotros y que habíamos aprendido a imitar del mundo y aquellos que influyeron en nosotros, para que no traigamos esa contaminación a nuestro lugar de asignación porque en ese lugar estamos mandados a guiar a otros a Dios. La contaminación no nos permite influir en otros a que escojan seguir los caminos de Dios porque en ese momento no hay diferencia entre ellos y nosotros. El fuego examina, corrige, y disciplina las condiciones de nuestros corazones y nuestra forma de pensar y razonar los caminos de Dios. También nos muestra los motivos por el que hacemos las cosas, si seguimos malas tradiciones, y los pecados generacionales que hemos heredado, etc.

Apocalipsis 3:17-19 nos explica la condición de nuestro corazón al decir, “17 Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta que eres un infeliz y un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo. 18 Así que te aconsejo que de mí compres oro —un oro purificado por fuego— y entonces serás rico. Compra también ropas blancas de mí, así no tendrás vergüenza por tu desnudez, y compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver. 19 Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia. NTV

Por otra parte, el ayuno es una de las maneras en que pagamos el precio por el supremo llamamiento que Dios nos da y nos ayuda tambièn a ver la manera en que Dios nos ve y a tener su perspectiva sobre las circunstancias que atravesamos. Esto nos puede traer comprensión de los procesos que Dios ha elegido para que podamos pagar el precio de ese supremo llamamiento. Además, el ayuno nos ayuda a convertirnos en águilas que se elevan a nuevas alturas en todas las pruebas por encima de las asechanzas del enemigo. También nos convierte en leones que rugen contra el enemigo para ponerlo a huir lejos de nosotros, nuestras familias, empresas, ministerios y todo lo demás que nos pertenece y Dios nos ha confiado.

Así es la vida de un verdadero adorador — uno que adora al Padre en Espíritu y en verdad, porque hay muchos que adoran, pero no todos adoran al Padre de esta manera, tratando de seguir y vivir un estilo de vida dirigido por su espíritu y la verdad de su palabra sin contaminación. John 4:23-24 nos acierta, “23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. 24 Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. NTV

Pasar por el fuego de la aflicción nos madura al eliminar las manchas y las arrugas de las  inmundicias y también elimina las malas doctrinas, idealismos culturales y tradicionales y las creencias que hemos mantenido por muchos años y que nos impiden crecer en el conocimiento verdadero de Dios (Efesios 1:17). Igualmente, también nos ayuda a acercarnos a Él para que busquemos su reino y su justicia y recibir su sabiduría y entendimiento de las cosas El nos ha prometido.

Sólo entonces esas promesas se nos pueden manifestar porque las podemos recibir y sostener para siempre. Por esta razón, es esencial vivir por la palabra de Dios y por el rendimiento de su proceso para nosotros. Cuando decidimos ceder y obedecer sus mandamientos para nosotros que pueden incluir el ayuno, podemos desarrollar la unción y el manto que nos dará la singularidad de nuestros llamamientos y la capacidad de funcionar y mantenernos firmes en nuestros nuevos sitios de asignación.

Es perjudicial el ignorar o huir de este proceso de purificación. Los hijos de Elí tenían un sistema que Dios consideraba gran pecado porque como sacerdotes de Dios en su templo, causaron que su pueblo tuviera temor de llevar ofrendas a su casa porque estos dos sacerdotes, Ofni y Finees, no permitían que las ofrendas fueran totalmente quemadas en el fuego como era la orden estipulada por Dios para ellos, pero en cambio mandaban a hervir la carne.

1 Samuel 2:12-17 nos explica, “12 Ahora bien, los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al Señor 13 ni a sus obligaciones sacerdotales. Cada vez que alguien ofrecía un sacrificio, los hijos de Elí enviaban a un sirviente con un tenedor grande de tres dientes. Mientras la carne del animal sacrificado aún se cocía, 14 el sirviente metía el tenedor en la olla y exigía que todo lo que sacara con el tenedor fuera entregado a los hijos de Elí. Así trataban a todos los israelitas que llegaban a Silo para adorar. 15 Algunas veces el sirviente llegaba aun antes de que la grasa del animal fuera quemada sobre el altar. Exigía carne cruda antes de que hubiera sido cocida, para poder asarla.

16 Si el hombre que ofrecía el sacrificio respondía: «Toma toda la que quieras, pero sólo después de quemarse la grasa», el sirviente insistía: «No, dámela ahora o la tomaré por la fuerza». 17 Así que el pecado de estos jóvenes era muy serio ante los ojos del Señor, porque trataban las ofrendas del Señor con desprecio. NTV

Hervir la carne representa permitir que las cosas que no pueden ser usadas por Dios en nosotros permanezcan porque pueden impedirnos avanzar constante y fuertemente a nuestros lugares de asignación. A la larga, si seguimos sin arrepentirnos y pedirle ayuda a Dios para que no pensemos o nos comportemos como lo hemos hecho, rechazando la gracia de Dios para cambiar, nos puede costar nuestros llamamientos y nos puede hacer objetos de su juicio en lugar de vasos que pueden traer justicia y cumplimiento de sus promesas a nuestras situaciones y traer a muchos fuera del sistema del mundo y a los brazos de nuestro Señor.

Lo principal que Dios quiere desarrollar para reflejar en nosotros a través de nuestro proceso es el carácter de Cristo que extiende su misericordia y su gracia a los perdidos y los que han caído y se han descarriado y trae el juicio contra el enemigo y detiene sus inundaciones de maldad contra nosotros y otras personas que nos rodean. A Él solamente sea toda la gloria.

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