“11 Pero cuando
Pedro llegó a Antioquía, tuve que enfrentarlo cara a cara, porque él estaba muy
equivocado en lo que hacía. 12 Cuando llegó por primera vez, Pedro comía con los
gentiles que son cristianos, quienes no estaban circuncidados; pero después,
cuando llegaron algunos amigos de Santiago, Pedro no quiso comer más con esos
gentiles. Tenía miedo a la crítica de los que insistían en la necesidad de la
circuncisión. 13 Como
resultado, otros cristianos judíos imitaron la hipocresía de Pedro, e incluso
Bernabé se dejó llevar por esa hipocresía.
15 »Tú y yo somos judíos de nacimiento, no somos “pecadores” como los gentiles. 16 Sin embargo, sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo y no por la obediencia a la ley. Y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para poder ser declarados justos ante Dios por causa de nuestra fe en Cristo y no porque hayamos obedecido la ley. Pues nadie jamás será declarado justo ante Dios mediante la obediencia a la ley».
17 Pero supongamos que intentamos ser declarados justos ante Dios por medio de la fe en Cristo y luego se nos declara culpables por haber abandonado la ley. ¿Acaso esto quiere decir que Cristo nos ha llevado al pecado? ¡Por supuesto que no!” NTV.
Hay un
defecto en la imagen que muchos cristianos tienen acerca de Dios. Sí, El es un Dios
amoroso, misericordioso y clemente que es lento para la ira y grande en amor.
Pero su gracia tiene un límite de tiempo, porque El tiene un plan y propósito
para la humanidad que en su sabiduría El formuló desde el principio del tiempo
y desea que seamos socios con El en la realización de este plan. Así que cuando
Dios nos da instrucciones que elegimos pasar por desapercibidas, El trata de
ayudarnos a que le obedezcamos por un período de tiempo, y si no ha obtenido
nuestra obediencia aun, en su bondad, todavía desea que elijamos participar en
su plan y propósito haciendo nuestra parte que El está pidiendo que obedezcamos.
Para eso, El
nos habla en la privacidad de nuestros armarios de oración, y si no hay
obediencia en aquel momento, entonces El envía personas u otros medios para decirnos
lo que El desea de nosotros. Puede incluso enviar Ángeles para alertarnos de su
necesidad para nosotros a obedecer sus ordenanzas porque sabe cómo lo que El
nos pide encaja en su plan aunque parezca algo con lo que nuestra carne no
quiere tener nada que ver. Como creyentes, estamos llamados a dar nuestras
vidas y elegir su voluntad y sus caminos sobre los nuestros por lo que podemos
buscar el Reino de Dios y toda su justicia para llegar a la madurez que
demuestra el carácter de Cristo. Cuando esto suceda, entonces podemos recibir
las cosas que él nos ha prometido y en este momento, como dice la escritura, se
nos pueden ser añadidas (Mateo 6:33).
Números
14:18 nos dice, “El Señor es lento para enojarse y está lleno de amor
inagotable y perdona toda clase de pecado y rebelión; pero no absuelve al
culpable. Extiende los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia
se ve afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación”. NTV
Ves, nuestra
desobediencia también puede hacernos ir más allá del tiempo de gracia que Dios nos
asigna para obedecer, y entonces, si todavía no hay obediencia, esa desobediencia se convierte en pecado que
también puede causar que otros desobedezcan hasta que se convierte en un efecto
como cuando los dominós se caen uno detrás del otro. Eso Dios quiere evitar
porque no quiere que el pecado trascienda las próximas generaciones. Cuando
somos desobedientes a Dios también veremos cómo nuestros niños y otras personas
que nos rodean empezaran actuar así la desobediencia. ¿Recuerdan la enseñanza
sobre Vasti en Esther capítulo 1 y cómo esa avalancha de desobediencia y rebeldía
tuvo que ser detenida? Ella no fue expulsada de su posición como Reina a causa
de una sola desobediencia. Cuando las cosas llegan a ese punto siempre es
porque ha habido otros momentos en que la persona había desobedecido con rebeldía
y sin arrepentimiento hasta que él o ella tuvo que ser expulsado del llamado de
Dios.
Yo misma tuve
que aprender esa lección con mi ex esposo hace muchos años. Nuestra relación tenía
problemas y proféticamente yo había visto que iba a haber una separación entre
nosotros. El Señor me había dicho que permitiera la separación, pero yo me
llene de miedo porque no había pasado por nada parecido antes. Pensé que mi
matrimonio iba a terminar en ese tiempo y yo quería luchar para salvarlo hasta
que había agotado todos los recursos posibles. Pero Dios tenía otro plan. Él me
seguía diciendo que permitiera la separación, pero yo no tenía oídos para oír lo
que El me pedía. Incluso El envió a
personas y hasta por otros medios a darme señales de lo que Él quería de mi. Lo hizo durante algún tiempo sin obtener
mi obediencia.
También
empecé a ver a nuestro hijo que en aquel entonces tenía 2 años de edad que me
estaba siendo desobediente y no me escuchaba lo que yo le decía. Era como si él
no podía oírme. Una noche que me encontraba muy cerca de él mientras él jugaba
con algunos juguetes en el suelo yo comencé a llamar su nombre. Lo hice como
cuatro o cinco veces y él nunca me contesto. Empecé a sentirme frustrada y en
aquel momento el Señor me habló de una forma audible y rígida, y dijo "Ya sabes cómo me siento yo!"
Después de eso
fui a una conferencia de mujeres en mi iglesia donde había miles de personas.
En algún momento durante esa noche la predicadora dijo que ella había pasado la
tarde con pesadez en su espíritu y Dios le había dicho que ella sentía la
pesadez de la gente que ella estaba a punto de ministrar. También le dio las
instrucciones de imponer sus manos sobre ellas, así que cuando llegó la noche y
ella mencionó todo eso a la congregación y llamó a las mujeres al altar para
ella rezar por ellas, yo sabía que debía ir. Para mi sorpresa, cuando llegó mi
turno para que ella impusiera sus manos sobre mí, con micrófono en mano, ella
me dijo algo severamente. Dijo, "Tu hombre no es tu Dios!"
Eso me sorprendió
y me hizo sentir vergüenza porque todo el mundo pudo escucharlo, y me dije a mí
misma, "válgame, ahora todo el mundo aquí sabe que yo estoy teniendo
problemas conyugales.” Me gusta ser una persona privada y sólo compartir mis
cosas intimas con ciertas personas en las que confío decir esas cosas. Pero
también en ese momento me había dado cuenta de que había levantado tres ídolos
llamados mi esposo, nuestro matrimonio y las promesas de Dios para nosotros.
Dios nos había prometido grandes cosas y pensé "¿cómo una separación encaja
en esta promesa?", pero yo quería que la promesa se manifestara en mi
propia manera y en mi propio tiempo. Me di entonces cuenta que me había
convertido en una idólatra.
A
continuación, después de que terminó la noche en la iglesia, me precipité para
mi casa para hablar con el Señor. Ahí El compartió conmigo que estaba frustrado
conmigo porque me veía jugando a tener oídos sordos a lo que El me estaba
diciendo, pero que estaba bien que permitiera la separación porque El estaba
conmigo y nunca me dejaría ni me abandonaría. Poco después la separación ocurrió y fue hostil. Mi ex esposo
había incluso solicitado el divorcio, pero Dios me había dicho que el divorcio
no tendría lugar. Después de varios meses de visitas al abogado y pasar tiempo
en oración y buscando al Señor por la situación, mi ex esposo me llamó una
mañana y me dijo que quería regresar a casa y me preguntó si yo estaría de
acuerdo con eso. Le dije, "sí, ven a casa." Lo que siguió después de
eso es que el abandono todos los trámites de divorcio, y como el Señor había
dicho, el divorcio no tuvo lugar.
Bien, porque
estoy diciendo aquí "mi ex esposo" es necesario explicar que muchos años
después nuestra relación terminó y Dios
me dio permiso para terminarla porque vio mi fidelidad en luchar por mi
matrimonio, pero mi ex esposo decidió rechazar y oponerse a la llamada de Dios
para nuestras vidas y matrimonio, así como la vida de nuestro hijo. Eso para
Dios se convirtió en un interruptor de su plan para nosotros como pareja y él fue
descalificado de las promesas.
Lo que me
gustaría que ustedes aprendan de esto es que tenemos una necesidad grande de
confiar en el Señor cuando El nos pide que hagamos cosas que pueden parecer absurdas
e inconcebibles para nosotros. Estas cosas van muchas veces contra la palabra y
la promesa que nos dio, pero sólo Él sabe en su sabiduría lo que tomaría para ayudarnos
a llegar a nuestro destino en El y ver sus promesas manifestadas.
No esperemos
hasta que Dios tenga que tomar medidas drásticas para nosotros escuchar y
obedecer finalmente, y no llegar a ser descalificados como Vasti en el libro de
Ester, capitulo 1. También en el momento en que Pablo había expuesto a Pedro en
forma pública, lo más probable es que Dios pudo haber ya estado advirtiéndole a
el que parara de tener este tipo de conducta durante los momentos más privados
de intimidad con él, pero Pedro no obedeció con la suficiente rapidez hasta que
las cosas tuvieron que convertirse más drásticas a través de su compañero apóstol.
A Él sólo sea toda la gloria. ▪
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