Continuando con la última enseñanza, aprendimos que estamos llamados a operar en la tierra desde lugares celestiales, sentados a la derecha del Padre, porque Dios nos dio la tierra para gobernarla. El Salmo 115:16 dice: "El cielo pertenece al Señor, y al hombre le dio la tierra.” DHH
Dios le dio al hombre la autoridad para gobernar la tierra y Génesis 1:28 dice, "Entonces Dios dijo: “Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra y los animales pequeños que corren por el suelo”. NTV
Adán, quien era el hombre que Dios puso en el Jardín del Edén para establecer esta autoridad para gobernar la tierra, lo hizo a través de su relación con Dios. Para ello, Dios hizo un convenio (acuerdo) con Adán donde la base de este era que él (Adán) obedeciera el mandato de Dios y no comiera del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero el enemigo vino al Jardín para usurpar esa autoridad y atraer a Adán a través de su esposa Eva para que violara el acuerdo. De esta manera, se rompió el convenio con Dios que permitía a Adán gobernar la tierra con El (Lea Génesis capítulos 1-3).
Pero Jesús vino a la tierra para restaurar lo que se había perdido: la autoridad para que el hombre gobernara la tierra (Mateo 18:11), y también para destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8) por Su sacrificio en la Cruz. Por lo tanto, nuestra autoridad para gobernar la tierra al asociarnos con Él el cual nos permite participar de Sus obras cuando las hacemos en Su nombre fue recuperada y el acuerdo con Dios fue restablecido.
Esto significa que tampoco nosotros debemos comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. No debemos participar de las cosas del mundo y de su sistema que se opone a Dios y a Sus caminos. Pero algo importante que nos ayuda a no ceder a las cosas del enemigo es cuando entendemos nuestra identidad como hijos e hijas del Dios Altísimo. El enemigo entró ilegalmente en la tierra porque fue expulsado del cielo por querer usurpar la posición de autoridad de Dios y Su adoración en nuestros corazones. Isaías 14:12-15 describe,
»¡Cómo has caído del cielo, oh estrella luciente, hijo de la mañana! Has sido arrojado a la tierra, tú que destruías a las naciones del mundo. Pues te decías a ti mismo: ‘Subiré al cielo para poner mi trono por encima de las estrellas de Dios. Voy a presidir en el monte de los dioses, muy lejos en el norte. Escalaré hasta los cielos más altos y seré como el Altísimo’. En cambio, serás bajado al lugar de los muertos, a las profundidades más hondas.” NTV
Pero Lucas 10:17-19 nos dice, “Cuando los setenta y dos discípulos regresaron, le informaron llenos de alegría: —¡Señor, hasta los demonios nos obedecen cuando usamos tu nombre! —Sí —les dijo—. Vi a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño.” NTV
Como se mencionó antes, cuando el diablo fue arrojado a la tierra, el entró en ella de una manera ilegal. Pero para que Jesús restaurara la autoridad que el diablo había robado a Adán y a Eva y destruyera sus obras, tuvo que entrar en la tierra de la manera legal que era por el vientre de una mujer. Así, Dios usó el vientre de la Virgen María. Juan 10:1-3 destaca,
"Les digo la verdad, el que trepa por la pared de un redil a escondidas en lugar de entrar por la puerta ¡con toda seguridad es un ladrón y un bandido! Pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta, y las ovejas reconocen la voz del pastor y se le acercan. Él llama a cada una de sus ovejas por su nombre y las lleva fuera del redil.” NTV
Esto es importante entender porque también nosotros vinimos a la tierra legalmente, y es una de las primeras cosas necesarias para que entremos en el Reino de Dios. Entrar en el Reino significa que recibimos la salvación por nuestra creencia en Jesús y lo que Él hizo a nuestro favor. Este fue el paso importante que permitiría a Jesús morar en nosotros por Su Espíritu Santo para que Él pueda guiarnos, dirigirnos y ayudarnos a gobernar la tierra en asociación con Él. Nuestra capacidad de gobernar con Dios en lugares celestiales reside en gran medida en nuestra comprensión de nuestra identidad en Él. Juan 3:1-7 nos dice,
"Había un hombre llamado Nicodemo, un líder religioso judío, de los fariseos. Una noche, fue a hablar con Jesús: —Rabí —le dijo—, todos sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos. Las señales milagrosas que haces son la prueba de que Dios está contigo. Jesús le respondió: —Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios. —¿Qué quieres decir?—exclamó Nicodemo—. ¿Cómo puede un hombre mayor volver al vientre de su madre y nacer de nuevo? Jesús le contestó: —Te digo la verdad, nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace de agua y del Espíritu. El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo. Así que no te sorprendas cuando digo: “Tienen que nacer de nuevo”. NTV
Nacimos del agua o de la carne cuando salimos del vientre de nuestra madre, y nacemos del Espíritu cuando recibimos a Cristo como nuestro Señor y Salvador y aceptamos Su sacrificio salvador por nosotros. Esto nos da legalidad y autoridad para gobernar la tierra y destruir las obras del enemigo con nuestro Dios, para que Su Reino pueda ser establecido y avanzado a través de nosotros. Como hijos e hijas de Dios, somos llamados por Su nombre y somos creados para Su gloria (para llevar la atmósfera del cielo a la tierra) dondequiera que vayamos. Es por eso que al igual que Dios exigió que Faraón dejara ir a Su pueblo para que pudieran servirle (Lea la enseñanza # 2 de esta serie), Él está haciendo la misma demanda al enemigo una vez más en Isaías 43:5-7.
Él está haciendo esta demanda para que Sus hijos e hijas puedan ser libres para servirle y gobernar la tierra con Él siendo canales de la gloriosa atmósfera del cielo en la tierra. Dice, "No tengas miedo, porque yo estoy contigo. Te reuniré a ti y a tus hijos del oriente y del occidente. Les diré al norte y al sur: ‘Traigan a mis hijos e hijas de regreso a Israel desde los rincones más lejanos de la tierra. Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé’”. NTV
Sin embargo, para que podamos hacer estas hazañas a medida que nos acercamos a Dios y lo buscamos diligentemente (Hebreos 11:6), debemos ser conscientes de la gracia a la que Jesús nos dio acceso. La Biblia dice que somos la mano de obra de Dios, creada en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Dios preparó de antemano para que las realicemos (Efesios 2:10). Esto significa que no debemos hacer estas obras siguiendo el sistema de este mundo que está influenciado por el enemigo que es un ladrón y un mentiroso. El resultado de seguir las obras de nuestra carne, lejos de la voluntad de Dios y del sistema de Su Reino para intentar traer la gloria de Dios en nuestras circunstancias es la muerte (fracaso y pruebas innecesarias). David aprendió esto. 2 Samuel 6:3-7explica,
"Así que pusieron el arca de Dios en una carreta nueva y la retiraron de la casa de Abinadab, que estaba en una colina. Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban la carreta que cargaba el arca de Dios. Ahío caminaba delante del arca. David y todo el pueblo de Israel celebraban ante el Señor, entonando canciones y tocando todo tipo de instrumentos musicales: liras, arpas, panderetas, castañuelas y címbalos. Cuando llegaron al campo de trillar de Nacón, los bueyes tropezaron, y Uza extendió la mano para sujetar el arca de Dios. Entonces se encendió el enojo del Señor contra Uza, y Dios lo hirió de muerte debido a lo que hizo. Así fue como Uza murió allí mismo junto al arca de Dios.” NTV
El buey y la carreta representan las obras de nuestras manos hechas por nuestra propia fuerza. Así es como funciona el mundo, y al final, los que siguen este sistema no cumplen el propósito de Dios para su vida. Esto es lo que simboliza comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero la gracia de Dios nos permite hacer estas grandes obras que Jesús dijo que haríamos más que Él. Efesios 2:8-10 nos dice,
“Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.” NTV
Las cosas que Dios preparó para nosotros con anticipación pueden ser accedidas por la fe a través de nuestra relación con Él que nos ayuda a buscar Su voluntad perfecta para nosotros en todos los aspectos de nuestra vida. Por lo tanto, tenemos que buscar Su voluntad perfecta (Romanos 12:2) hasta que seamos plenamente conscientes de ello y no asumir que sabemos cómo seguir viviendo, especialmente cuando estamos en una nueva temporada o hemos alcanzado una dimensión más alta, porque no queremos ceder nuestra autoridad al enemigo de nuevo como lo hizo Adán.
Es por eso que Proverbios 25:2 revela, “Es gloria de Dios ocultar una cosa, y es gloria del rey escudriñarla.” RVA-2015
Deuteronomio 29:29 también dice, “‘Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley.” RVA-2015
Como se mencionó, David fracasó la primera vez que intentó traer el arca del convenio (la gloria de Dios) a la ciudad de David porque utilizó el sistema del mundo. Pero cuando se enteró de que la gloria de Dios es llevada por las vasijas de Dios, Sus hijos e hijas que conocen a su Dios y hacen grandes hazañas (Daniel 11:32), aquellos que han vencido por la Sangre del Cordero y la palabra de su testimonio, y no aman su vida hasta la muerte porque han confiado en el Señor y obedecido Su Palabra y mandatos sin importar las pruebas por las que pasan. Entonces, David encontró el éxito al traer el arca a la ciudad de David junto con toda la casa de Israel. Por lo tanto, esto se convirtió en un esfuerzo corporativo que hicieron con adoración y celebración. 2 Samuel 6:12-15 dice,
"Se le informó al rey David diciendo: “El SEÑOR ha bendecido la familia de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios”. Entonces David fue e hizo subir con regocijo el arca de Dios de la casa de Obed-edom a la Ciudad de David. Y sucedió que cuando los que llevaban el arca de Dios habían dado seis pasos, David sacrificó un toro y un carnero engordado. David danzaba con toda su fuerza delante del SEÑOR, y David estaba vestido con un efod de lino. David y toda la casa de Israel subían el arca del SEÑOR, con gritos de júbilo y sonido de corneta.” RVA-2015
Apocalipsis 12:11 también dice, “Y ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la muerte. RVA-2015
Sólo para Dios ser toda la gloria. *
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