Nueva
Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
12 El justo florecerá como la palma,
Crecerá como cedro en el Líbano.
13 Plantados en la casa del Señor,
Florecerán en los atrios de nuestro Dios.
14 Aun en la vejez darán fruto;
Estarán vigorosos y muy verdes,
15 Para anunciar cuán recto es el Señor;
Él es mi Roca, y que en El no hay injusticia.
Crecerá como cedro en el Líbano.
13 Plantados en la casa del Señor,
Florecerán en los atrios de nuestro Dios.
14 Aun en la vejez darán fruto;
Estarán vigorosos y muy verdes,
15 Para anunciar cuán recto es el Señor;
Él es mi Roca, y que en El no hay injusticia.
Algunas personas
parecen pensar que no hay ningún valor en unirse a una iglesia y estar
plantados en la casa del Señor, pero esto no es así. Hay muchos beneficios en ir
a la iglesia. En primer lugar, debemos ir al lugar donde Dios nos instruye. La
razón de esto es que todos tenemos diferentes llamados dentro del cuerpo de Cristo,
y aún en nuestros llamados, tenemos diferentes dones o personalidades dadas por
él. Esto significa que porque Dios es un Dios muy específico y da atención a
los detalles, incluso donde vamos a la iglesia tiene que hacerse bajo su
orientación e instrucción. Esto también explica que él ha ungido personas para
darnos el tipo correcto de comida espiritual que nos nutren y nos ayudan a
crecer y desarrollar lo que Dios ha planeado y propone para nuestras vidas. Una
de estas cosas que debemos aprender cuando estamos plantados en una iglesia es
como caminar en comunión íntima con Dios y siempre ser dirigidos a encontrar
nuestras respuestas en él: el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2) y
dador de todo lo bueno (Mateo 7:11). Cuando cumplimos este mandato, Dios nos
llama justos (en buena posición con él).
Después de
que hemos pedido a Jesús, nuestro Señor y Salvador que tome el control de cada
área de nuestras vidas para que podamos ser transformados a su imagen y
semejanza (Génesis 1:26), el siguiente paso es pedirle a que nos dirija a la iglesia donde él nos quiere plantar.
Deuteronomio 12:11 dice, “ entonces sucederá que al lugar que
el Señor, su Dios, escoja para morada de Su nombre, allí traerán todo lo que yo les mando: sus
holocaustos y sus sacrificios, sus diezmos y la ofrenda alzada de su mano, y
todo lo más selecto de sus ofrendas votivas que han prometido al Señor. "
El señor
manda esto porque en este lugar también contribuiremos para cumplir con la
visión de Dios para los dirigentes de la casa aportando nuestros diezmos y
ofrendas para que ellos puedan tener el sustento que los ayudara a dedicase a buscar la comida espiritual que nos ayudara
a mantenernos nutridos y continuar creciendo como explica Malaquías 3:10 que
dice,“Traigan todo el
diezmo al alfolí, para que haya alimento en Mi casa; y pónganme
ahora a prueba en esto;” dice el Señor de los ejércitos “si no les abro las ventanas
de los cielos, y derramo para ustedes bendición hasta que sobreabunde.”
La Biblia dice
que cuando cumplimos este principio del Reino, el Señor abre para nosotros las
ventanas del cielo sobre nuestras vidas para derramar sus bendiciones. Caminando
con las ventanas de los cielos abiertos sobre nuestras vidas nos convierte en
personas devotas que florecemos como palmeras y crecemos como cedros del
Líbano. Características de una palmera sana que está profundamente arraigada y
plantada en el suelo correcto son:
1) una palmera crece
de 80 a 90 pies de altura--esto significa que para alcanzar alturas y
dimensiones extraordinarias con Dios cuando escogemos tener comunión con el y
su palabra y pasamos tiempo en alabanza y adoración a él en medio de nuestras
circunstancias. Esto también nos hace crecer en sabiduría, estatura y favor con
Dios y el hombre como Samuel y Jesús (1 Samuel 2:26; Lucas 2:52).
2) El
espesor de una palmera no cambia no importa cuan alto crecen--esto significa
que mientras busquemos "ir a la montaña del Señor" en busca de su
presencia podemos aprender a seguir el camino que nos lleva a cumplir con su
plan y propósito para nuestras vidas. Además
al someternos a la autoridad y la visión de los líderes de la casa desarrollamos
la unción que nos ayuda a ganar las batallas y a influir en otros de modo que aquellos
que influimos puedan aprender a través de nosotros como tener vida en
abundancia y a vivir como ciudadanos del cielo en la tierra. Habrá más en la enseñanza
de la próxima semana. Solo a Dios sea la gloria.
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