Wednesday, June 6, 2018

El Pecado – Eres lo que comes 1

Génesis 4:7
Si haces lo correcto, siempre te aceptaré con agrado, pero si haces lo malo, el pecado está listo para atacarte como un león. ¡No te dejes dominar por él!’” TLA
El camino de la rectitud que lleva a la santidad es uno que conlleva trabajo, determinación y visión para perseguirlo y mientras viajamos a través de él, es bueno advertir que se hace más estrecho y empinado. No muchos permanecen en él porque tenemos que soportar mucho tiempo para poder seguir su curso, pero al final, trae grandes recompensas. Mateo 7:13-14 dice:

13 Entren por la puerta angosta. Porque la puerta y el camino que llevan a la perdición son anchos y espaciosos, y muchos entran por ellos; 14 pero la puerta y el camino que llevan a la vida son angostos y difíciles, y pocos los encuentran.” DHH

En este camino hay una elección constante entre seguir los caminos de Dios y abandonar las cosas de este mundo que están bajo el gobierno del príncipe del poder del aire (Efesios 2:2). Es por eso que muchos son llamados, pero pocos son elegidos para continuar en él (Mateo 20:16; 22:14). Se necesita sacrificio y un precio que pagar para permanecer en este camino que muchos no están dispuestos a pagar, por lo que permanecen en el pecado.

Muchos realmente aman al Señor y quieren seguir sus caminos, sin embargo, las cosas que consumen en su vida diaria hacen que ellos se descarrilen y se alejen del camino de la justicia y la santidad. No estoy hablando sólo de comida. Vemos en el pasaje inicial que el pecado llamaba a Caín hasta que pudo acercarse a su puerta y entrar. Como dice la escritura, debemos aprender a dominarlo antes de que nos domine. ¿Pero cómo podemos lograr dominar el pecado? Alimentándonos con las cosas que nos exponen a la rectitud y la santidad (que nos distingue de los caminos del mundo) y con la obediencia a todo mandato de Dios.

El pecado que dominó a Caín se convirtió en un pensamiento que el comenzó a entretener, luego se convirtió en una visión que quería ser cumplida, contaminó su corazón con ira, celos y envidia hasta que se convirtió en odio hacia su hermano. Él vio las cosas que su hermano hizo como mejor y más grandes que lo que él era capaz de lograr porque estaba contaminado con el espíritu Anticristo que se alimentaba de su complejo de inseguridad e inferioridad. Su pensamiento asesino se convirtió en un plan hasta que encontró la oportunidad de manifestar lo que lo consumía.

Así es como el pecado se convierte en acción en nuestras vidas. Entra por las puertas de nuestros ojos por las cosas que vemos en la televisión, en el cine o en las revistas. También por las cosas que oímos en la radio o por las bocas de otros que nos rodean, la música que elegimos escuchar con las palabras y las actitudes que permitimos que entren por nuestra puerta del oído. O por las personas que permitimos en nuestras vidas, las malas compañías que nos atraen a ver, escuchar, o ir a lugares para hacer lo que pervierte y atraviesa nuestros corazones hasta que nos volvemos duros y entumecidos a lo que es correcto. 

Cuanto más hacemos esto, más caminamos por el camino ancho, amplio y fácil que lleva a la muerte y llama a lo malo bueno y a lo bueno malo (Isaías 5:22). Cada vez que comprometemos nuestros valores morales y oímos un lenguaje burdo que deshonra y avergüenza y trae terror y enojo y deseos sexuales que son ilegales porque no estamos casados con la persona, nos corta en el interior de nosotros hasta que nos transforma en la imagen y semejanza de aquello que permitimos continuamente entrar.

Algunos se comprometen por la soledad y permiten que las personas equivocadas que podrían sonar y parecer tener buenas intenciones para con ellos, en realidad viven vidas que están lejos de la voluntad de Dios y se acercan e influyan en ellos que les permiten su entrada. Otros lo hacen por miedo a no ser apreciados por sus compañeros, temen el ridículo y la exposición como alguien que no es lo suficientemente bueno como para ser contado como amigo(a) o camarada, otros lo hacen para encubrir lo que les hace daño y pretender que tienen lo que se necesita para sobresalir incluso con los métodos erróneos y el lugar equivocado para ellos, la gente equivocada, y las circunstancias equivocadas que podrían atraparlos a la destrucción.

Muchos pueden haber empezado a querer hacer lo correcto, amar a Dios y desear seguir sus caminos hasta que estimaron que el precio que se les pedía pagar era demasiado alto. Por lo tanto, se volvieron reacios a sacrificar más de lo que habían negociado para ir tras la perla de gran precio que es el Reino y su justicia. Mateo 13:45-46 muestra el nivel de profundidad, de dedicación, y determinación que debemos tener hacia las cosas del Reino de Dios para poder permanecer en el estrecho camino que lleva a la vida,


45 “Sucede también con el reino de los cielos como con un comerciante que andaba buscando perlas finas; 46 cuando encontró una de mucho valor, fue y vendió todo lo que tenía, y compró esa perla.” DHH

Así que para que nos cuenten entre los justos, humildes, arrepentidos, fieles, y con un corazón dispuesto a perseguir y obedecer lo que está en el corazón de Dios, necesitamos hacer lo contrario de lo que el mundo hace. Como se mencionó anteriormente, la santidad requiere que caminemos separados de las cosas de este mundo. Sí, estamos en este mundo, pero no somos de él. Juan 15:16 dice:

Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.” DHH

Venimos de otro Reino, un Reino cuya fundación son la justicia, la verdad, el amor, bondad, y la misericordia (Salmo 89:14; 97:2). Esto significa que nuestras vidas deben ser consumidas con los caminos de este Reino y para eso debemos familiarizarnos con su gobernante y Rey. Su nombre es Jesús, el que hace que nuestro yugo sea fácil y nuestra carga sea liviana (Mateo 11:30), ya que Él toma cada carga que no somos capaces de llevar por nosotros mismos, porque debemos elegir darle las cargas a Él con el fin de poder caminar en este estrecho camino. El Salmo 37:5 dice:

Pon tu vida en las manos del Señor;
confía en él, y él vendrá en tu ayuda
.” DHH

Nos mantenemos en el camino de la justicia y la santidad al permitir que su palabra sea profundamente arraigada en nosotros. Esto lleva tiempo porque debemos convertirnos en un buen suelo para que su palabra que nos muestra los caminos del Reino pueda germinar y producir un buen fruto en nosotros que sale de nosotros a través de las cosas que pensamos los cuales producen las palabras que pronunciamos y las cosas que hacemos Proverbios 23:7a dice, 7 “pues como piensa dentro de sí, así es…”

Lucas 6:45 también dice: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.” LBLA

La Biblia dice que somos conocidos como hijos de Dios por nuestro fruto. Este es el fruto de la rectitud y la santidad que nos ayuda a no comprometernos con los caminos de este mundo. Mateo 12:33 nos dice:

 “’Si el árbol es bueno, dará buen fruto; si el árbol es malo, dará mal fruto; pues el árbol se conoce por su fruto.” DHH

Para esto, tenemos la necesidad de pasar tiempo con nuestro Creador y Señor porque Él es justo y Santo, y si queremos caminar como personas hechas a la imagen y semejanza de nuestro Padre, a través de su Hijo por su Espíritu Santo (Génesis 1:27) , la intimidad con El en la oración, leyendo su palabra, alabando y glorificándolo, meditando en su palabra, ayunando, y buscando escuchar las palabras que salen de su boca.  

El aprender a escuchar su voz y poder diferenciarla de la voz del acusador enemigo y hacerla nuestra principal forma de comunicación con Él, debe convertirse en nuestro estilo de vida porque aparte de Él no podemos hacer nada. 
Juan 15:5 dice:
Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada.” DHH

Esto también ayuda a que el suelo de nuestro corazón esté libre de las cosas contaminadas de este mundo, tales y como todas las formas de mentiras del enemigo, cada daño y herida en nuestra alma que produce ideas oscuras y legalistas y conceptos en el filtro de nuestra mente a través de fortalezas y mentalidades que son opuestas a Él y a su palabra, toda doctrina engañosa y cosa abominable que produce la maldad la cual conduce al mal comportamiento ante la vista de Dios. Estas maneras abominables se encuentran en Proverbios 6:16-19 que dice:

16 “Hay seis cosas, y hasta siete,
que el Señor aborrece por completo:
17 los ojos altaneros,
la lengua mentirosa,
las manos que asesinan a gente inocente,
18 la mente que elabora planes perversos,
los pies que corren ansiosos al mal,
19 el testigo falso y mentiroso,
y el que provoca peleas entre hermanos
.” DHH

Muchas de estas cosas vienen porque nos preocupamos de querer controlar y manipular nuestros caminos en la vida, buscando alguna forma de piedad con algunas escrituras que estén de acuerdo con nuestro pensamiento, pero cuando encontramos una palabra del Señor que no está de acuerdo con nuestra mentalidad, entonces la abandonamos y preferimos los caminos del mundo que ahogan la palabra de Dios de nuestros corazones, y en cambio, nos llevan al camino ancho y amplio que al final lleva a la muerte. Lucas 8:12-15 explica la diferencia entre en un corazón que es una buena o una mala tierra diciendo:


y la parte que cayó por el camino representa a los que oyen el mensaje, pero viene el diablo y se lo quita del corazón, para que no crean y se salven. 13 La semilla que cayó entre las piedras representa a los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto, pero no tienen suficiente raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba fallan. 14 La semilla que cayó entre espinos representa a los que escuchan, pero poco a poco se dejan ahogar por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, de modo que no llegan a dar fruto. 15 Pero la semilla que cayó en buena tierra, son las personas que con corazón bueno y dispuesto escuchan y hacen caso del mensaje y, permaneciendo firmes, dan una buena cosecha.” DHH

Lo que, es más, para que nos convirtamos en un buen suelo, necesitamos permitir que la comida adecuada sea lo que consumimos. La comida adecuada para nuestro tipo de suelo (hijos de Dios y ciudadanos del cielo). Es decir, que al igual que no todas las plantas pueden crecer en el mismo tipo de suelo y clima, parte del país o medio ambiente, necesitamos llegar a ser el tipo adecuado de suelo que producirá un buen cultivo que es saludable y se multiplica para alimentar a muchos. Es por eso que conseguir el abono y compost de la palabra de Dios, la oración, y todo lo demás mencionado arriba, todas estas cosas nos ayudarán a crecer en el conocimiento de Dios y de los caminos de su reino.

También necesitamos reunirnos con personas de mentalidad similar a la nuestra. Personas que van en la misma dirección que nosotros, también con personas que tienen el tipo de testimonios que queremos para nuestras vidas y que tienen la sabiduría y la comprensión de la palabra de Dios para ayudarnos a alcanzar nuestros destinos y alcanzar el tipo de éxito en Dios que buscamos. También tenemos que cerrar la puerta a las cosas mundanas que pueden querer arrastrarnos a través de nuestra puerta del ojo, nuestra puerta del oído, nuestra puerta de la boca, nuestra puerta de las manos, nuestra puerta de la nariz, y nuestra puerta de los órganos sexuales.

Hay un montón de cosas de este mundo que alimentan el miedo a través de su programación, incluso en formas sutiles. También alimentan la oscuridad y los caminos al ocultismo que es idolatría y toda falsa forma de adoración que apartan a las personas de Dios. Además, las cosas del mundo alimentan el egoísmo, el orgullo, la soberbia y el odio y a subir presionando y empujando o durmiendo (con pereza o teniendo sexo), o mintiendo y usando astucia para alcanzar nuestro camino al éxito. El fin de todo esto es la destrucción. Proverbios 16:16-18 aclara para nosotros,

16 Más vale adquirir sabiduría que oro;
más vale entendimiento que plata.
17 La norma de los justos es apartarse del mal;
cuidar la propia conducta es cuidarse uno mismo.
18 Tras el orgullo viene el fracaso;
tras la altanería, la caída.”
DHH

Todas estas cosas deben ser purgadas y podadas de nosotros si queremos todo lo que Dios tiene para nosotros. Cuanto más nos mostramos fieles a él, más Él nos puede confiar. Así que vamos a creer la palabra de Dios y seguir su camino de justicia, rectitud y santidad que lleva a una vida de abundancia al máximo, hasta que se desborda (Juan 10:10) y hacer lo que dice Santiago 1:21,
“Así pues, despójense ustedes de toda impureza y de la maldad que tanto abunda, y acepten humildemente el mensaje que ha sido sembrado; pues ese mensaje tiene poder para salvarlos.” DHH

Solo Dios sea toda la gloria.

Imágenes cortesía de Google Images





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