Friday, July 27, 2018

La Batalla Interna

Salmo 51:1-5
Ten misericordia de mí, oh Dios,
    debido a tu amor inagotable;
a causa de tu gran compasión,
    borra la mancha de mis pecados.
Lávame de la culpa hasta que quede limpio
    y purifícame de mis pecados.
Pues reconozco mis rebeliones;
    día y noche me persiguen.
Contra ti y solo contra ti he pecado;
    he hecho lo que es malo ante tus ojos.
Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices
    y que tu juicio contra mí es justo.
Pues soy pecador de nacimiento,

    así es, desde el momento en que me concibió mi madre.
Llega un momento en nuestra vida en que Dios, en su amor y misericordia, escoge darnos otra oportunidad cuando hemos cometido un gran error. Esto es lo que le pasó a David. Durante este tiempo particular él había sido confrontado por el Profeta Natán bajo la dirección del Señor. El pecado — tener un romance con Betsabé y tramar con éxito el asesinato de su marido para que él pudiera ocultar lo que había hecho. Pero para la defensa de David, este pecado no comenzó con él. Ya era parte de su linaje. David mismo fue el producto de una relación adúltera. Su madre no era la madre de sus hermanos. Esa es una de las razones por las que fue rechazado por ellos. Pero no importa en qué generación el pecado comenzó a manifestarse, cuando nos enfrentamos con nuestras tendencias que son menos que la voluntad de Dios para nosotros, nuestra postura debe ser de tristeza piadosa.

Como David, muchos de nosotros hemos estado en este lugar donde nuestros pecados y costosos errores nos están mirando fijamente en la cara para recordarnos los giros equivocados que tomamos. Estas experiencias también sirven como una manera de reconocer lo que hay en nosotros por lo que necesitamos la ayuda Dios en su amorosa bondad nos da para limpiarnos de modo que podamos tener un fuerte caminar con Él que proviene de un corazón puro y entero que está únicamente tras Él y su voluntad para nuestra vida.

Cuando Dios expone los temores que nos han llevado a otro comportamiento que a su vez nos han hecho pecar contra Él, contra nosotros mismos, y contra otros, no debemos huir de Él. Por el contrario, debemos correr a sus brazos de amor y permitir que nos abra en nuestras más íntimas partes porque reconocemos que no hemos recibido su amor por nosotros, y en cambio seguimos caminos de idolatría siguiendo el curso del mundo que no lo conoce porque nuestra alma tenia fugas a causa de su quebrantamiento.

Dios es tan amoroso con nosotros que Él decide no dejarnos en esa condición y nos alcanza para ayudarnos a salir de esa arcilla fangosa. Cuando llegamos al reconocimiento de que Él nos amó antes de que pudiéramos ser conscientes de su amor por nosotros (1 Juan 4:10, 19) no podemos dejar de llorar y arrojarnos en sus brazos mientras le permitimos que nos limpie de la iniquidad que encontró en nosotros y que heredamos de nuestros antepasados. Ellos tampoco sabían que Dios los amaba y respondían a la influencia del espíritu de este mundo en su propio quebrantamiento. Pero no importa cuánto nos hemos alejado de su voluntad para nuestras vidas, estamos tan cerca como la vuelta que damos en su dirección para caer sus brazos amorosos que están abiertos para recibirnos como el padre que corrió a abrazar a su hijo pródigo, perdido por mucho tiempo. Lucas 15:11-16 dice:


11 “Para ilustrar mejor esa enseñanza, Jesús les contó la siguiente historia: ‘Un hombre tenía dos hijos. 12 El hijo menor le dijo al padre: ‘Quiero la parte de mi herencia ahora, antes de que mueras’. Entonces el padre accedió a dividir sus bienes entre sus dos hijos.”

13 “Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada. 14 Al mismo tiempo que se le acabó el dinero, hubo una gran hambruna en todo el país, y él comenzó a morirse de hambre. 15 Convenció a un agricultor local de que lo contratara, y el hombre lo envió al campo para que diera de comer a sus cerdos.16 El joven llegó a tener tanta hambre que hasta las algarrobas con las que alimentaba a los cerdos le parecían buenas para comer, pero nadie le dio nada.”
Puede haber consecuencias dolorosas por nuestro comportamiento pecaminoso, pero eso no detiene a nuestro Padre de correr para recibirnos con los brazos abiertos al igual que el padre en esta historia revela su amor incondicional por su hijo, que se arrepintió de haber desperdiciado su herencia viviendo desenfrenadamente hasta que perdió todo y se encontró con una hambruna en su vida al igual que había una hambruna en la tierra donde se había ido. Los versículos 17-24 de Lucas 15 también nos revelan,

17 “Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: ‘En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre!18 Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’’.
20 “Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó. 21 Su hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de que me llamen tu hijo.

22 “Sin embargo, su padre dijo a los sirvientes: ‘Rápido, traigan la mejor túnica que haya en la casa y vístanlo. Consigan un anillo para su dedo y sandalias para sus pies. 23 Maten el ternero que hemos engordado. Tenemos que celebrar con un banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado’. Entonces comenzó la fiesta.”
Pero incluso si esta es la primera vez que hemos elegido recibir el amor del Padre por nosotros y su abrazo amoroso, podemos encontrar la seguridad, el amor, la calidez y la ternura al Él limpiarnos por el lavado del agua de su palabra. Esta es una promesa que Él hizo incluso antes de que Jesús viniera a la tierra. Que nos daría un corazón limpio y puro para que pudiéramos caminar como sus hijos e hijas y poder gobernar con Él en la tierra y caminar en estrecha colaboración con Él para traer el cielo a la tierra en la esfera que nos ha prometido. Ezequiel 36:22-32 nos dice:

22 “Por lo tanto, da este mensaje a los israelitas de parte del Señor Soberano: ‘Los llevaré de regreso a su tierra, pero no porque lo merezcan sino para proteger mi santo nombre, que deshonraron mientras estaban esparcidos entre las naciones.23 Mostraré cuán santo es mi gran nombre, el nombre que deshonraron entre las naciones. Cuando revele mi santidad por medio de ustedes ante los ojos de las naciones, dice el Señor Soberano, entonces ellas sabrán que yo soy el Señor.24 Pues los recogeré de entre todas las naciones y los haré regresar a su tierra.

25 “’Entonces los rociaré con agua pura y quedarán limpios. Lavaré su inmundicia y dejarán de rendir culto a ídolos. 26 Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo. 27 Pondré mi Espíritu en ustedes para que sigan mis decretos y se aseguren de obedecer mis ordenanzas.

28 “’Vivirán en Israel, la tierra que hace mucho tiempo di a sus antepasados. Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. 29 Los limpiaré de su conducta inmunda. Les daré buenas cosechas de grano y no enviaré más hambrunas a su tierra. 30 Les daré abundantes cosechas de sus árboles frutales y sus campos, y nunca más las naciones vecinas podrán burlarse de su tierra a causa de las hambrunas. 31 Entonces recordarán los pecados que cometieron en el pasado y se avergonzarán de ustedes mismos por todas las cosas detestables que hicieron.32 Sin embargo, recuerden, dice el Señor Soberano, que no lo hago porque lo merezcan. ¡Oh Israel, pueblo mío, ustedes deberían estar totalmente avergonzados por todo lo que hicieron!”


La escritura dice que lo hace por el bien de su propio nombre porque le dimos un mal nombre entre las Naciones con nuestro comportamiento pecaminoso. Esto puede sonar como si estuviera cuidando de sí mismo más que de nosotros, pero en realidad, Él nos ama y es un Dios que está celoso por nuestra devoción a Él y no a los ídolos Éxodo 34:14 dice: "No adores a ningún otro dios, porque el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso de su relación contigo.".

Jesús es el único camino, la única verdad, y la única manera de tener vida en abundancia (Juan 14:6). Es por eso que cuando vivimos separados de su dirección, sabiduría y guía por su Espíritu, nos encontramos con aquellas cosas que ahora nos están quebrantando y haciendo darnos cuenta de que, aparte de Él, no podemos hacer nada (Juan 5:5). Pero no es demasiado tarde para mirar hacia arriba y pedirle a Dios que nos perdone, nos limpie, nos restaure, nos purifique, y nos dé el espíritu correcto que nos ayudará a obedecer sus estatutos y vivir como persona justa que tenemos un caminar recto con Él como David lo hizo. En el Salmo 51:6-19 reconoció:

“Pero tú deseas honradez desde el vientre
    y aun allí me enseñas sabiduría.
Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio;
    lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Devuélveme la alegría;
    deja que me goce
    ahora que me has quebrantado.
No sigas mirando mis pecados;
    quita la mancha de mi culpa.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio
    y renueva un espíritu fiel dentro de mí.
11 No me expulses de tu presencia
    y no me quites tu Espíritu Santo.
12 Restaura en mí la alegría de tu salvación
    y haz que esté dispuesto a obedecerte.
13 Entonces enseñaré a los rebeldes tus caminos,
    y ellos se volverán a ti.
14 Perdóname por derramar sangre, oh Dios que salva;
    entonces con alegría cantaré de tu perdón.
15 Desata mis labios, oh Señor,
    para que mi boca pueda alabarte.
16 Tú no deseas sacrificios; de lo contrario, te ofrecería uno.
    Tampoco quieres una ofrenda quemada.
17 El sacrificio que sí deseas es un espíritu quebrantado;
    tú no rechazarás un corazón arrepentido y quebrantado, oh Dios.
18 Mira a Sión con tu favor y ayúdala;
    reconstruye las murallas de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios ofrecidos con un espíritu correcto;
    con ofrendas quemadas y ofrendas quemadas enteras.
    Entonces volverán a sacrificarse toros sobre tu altar.”

Que esta sea nuestra oración. Para Dios solo sea toda la gloria.

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Escrituras tomada de la versión Nueva Traducción Viviente.

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