Mateo 4:5-7
5 “Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso
sobre la parte más alta del templo, 6 y le dijo: ‘Si eres Hijo
de Dios, lánzate hacia abajo; porque escrito está:
“’A sus ángeles
mandará alrededor de ti’,
y también:
‘En sus manos te
sostendrán,
Para que no tropieces con piedra alguna.’
Para que no tropieces con piedra alguna.’
7 Jesús le dijo: ‘También está escrito: ‘No tentarás al
Señor tu Dios’.’
Hay una característica extremadamente importante de nuestro
caminar como creyentes en Dios que necesita ser resaltada en nuestras mentes,
sellada en nuestros corazones, y arraigada en nuestras almas: es el evitar
tentar al Señor nuestro Dios. Eso es porque esto es algo peligroso.
El mundo lo tienta a cada minuto de cada hora, pero nosotros
debemos ser conocidos por ser personas que lo honren con temor y asombro
reverente. Tentar al Señor significa que no confiamos en que Él sea Dios
suficiente para cuidar de nosotros, proveernos, sanarnos, restaurarnos,
librarnos, y cosas similares. Entonces, tomamos el asunto en nuestras propias
manos sin su Consejo, ignorando sus advertencias, su tiempo en el que Él ha
planeado manifestarse, los principios y caminos de su Reino, rebelándonos
contra su Consejo, u oponiéndonos a otros creyentes porque no estamos de
acuerdo con ellos.
Esta es exactamente la misma manera en que el mundo que
no lo conoce se comporta, ya que están bajo la influencia del espíritu que lo
gobierna. Tentar al Señor despierta su enojo porque esto le dice a Él que
confiamos más en su archienemigo — el espíritu de este mundo (el anticristo) y
su sistema — de lo que confiamos en Él y también que preferimos estar bajo la
influencia de ese espíritu más de lo que queremos seguir los caminos de su Reino
y su Consejo. De esta manera despertamos sus celos por nosotros, y por lo
tanto, su ira puede arder contra nosotros.
Esto me recuerda cuando yo tenía 17 años. Yo había terminado
la escuela secundaria y porque quería ser políglota (alguien que domina varios
idiomas), uno de los idiomas que comencé a estudiar era el francés. Cuando
había terminado un semestre en la escuela y necesitaba registrarme para el
siguiente termino, al tratar de pedirle a mi papá el dinero para registrarme,
lo escuché hablando con mi mamá sobre las luchas que estaba teniendo con su
negocio y cómo necesitaban aumentar en su finanzas. Escuchar esto me hizo
razonar que no debía poner otra carga sobre ellos así que no dije nada acerca
de mi necesidad de registrarme en la escuela, y por lo tanto, no regresé a esa
clase.
Después de algún tiempo, mi papá se dio cuenta de que yo
no había venido a él para decirle nada acerca de mi registro para mi clase de
francés y me preguntó que pasaba con ese asunto. Le dije lo que le había oído
decir a mamá y lo que había decidido hacer al respecto. Al oír lo que dije se
puso rojo, y levantando su voz me dijo: "¡ese es mi problema!"
"tu trabajo es decirme lo que necesitas y yo me aseguro de proporcionarlo
para ti!"
Nunca antes había visto a mi padre tan enojado conmigo y fue
por no confiar en que él sería capaz de proveer lo que necesitaba. Antes y
después de ese tiempo él había sido un buen proveedor e incluso me invitaba a
sentarme con él mientras él hacía el presupuesto para la casa y para su negocio
cuando yo era más joven. De esta manera, él me enseñó a ser consciente de cómo
manejar mis finanzas. Algo que aprecio mucho hoy en día. Pero en esta ocasión,
permití que el miedo me hiciera dudar de su habilidad para ayudarme y no
confiaba en que tendría lo que necesitaba. Tampoco me detuve a considerar que
él siempre había sido fiel en su apoyo financiero, pero también para alentarme a
seguir mis sueños.
Este es un ejemplo de cómo podríamos despertar la ira de
Dios cuando lo tentamos, en este caso con duda e incredulidad de quién es Él y
de su poder y capacidad para hacer por nosotros cualquier cosa que necesitamos
de Él.
Los hijos de Israel también tentaron a Dios de esta
manera. Éxodo 17:2-7 dice:
2 “así que todo el pueblo discutió con Moisés y le dijo:
‘Danos agua.
Queremos beber.’
Moisés les dijo:
‘¿Por qué se
pelean conmigo? ¿Por qué ponen a prueba al Señor?’
3 Pero el pueblo tenía sed, y murmuró contra Moisés,
y dijo:
‘¿Para qué nos
hiciste salir de Egipto? ¿Para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a
nuestros ganados?’
4 Entonces Moisés pidió ayuda al Señor y le dijo:
‘¿Qué voy a hacer
con este pueblo? ¡Un poco más, y me matarán a pedradas!’
5 Y el Señor le dijo a Moisés:
‘Adelántate al
pueblo. Anda, lleva contigo a algunos de los ancianos de Israel, y llévate
también la vara con la que golpeaste el río. 6 Voy a esperarte
en Horeb, junto a la roca que está allí, y tú golpearás la roca, y de ella
brotará agua, que el pueblo podrá beber.’
Y Moisés lo hizo
así, en presencia de los ancianos de Israel, 7 y a ese lugar lo
llamó Masah, porque los hijos de Israel pusieron a prueba al Señor, y también
Meriba, por la discusión que tuvo con ellos, pues dijeron: ‘¿Está el Señor
entre nosotros, o no está?’”
Deuteronomio 6:16 también dice: 16 “No tentarán al Señor su Dios, como lo
hicieron en Masah.” Eso es
porque lo tentaron con su duda e incredulidad, y al no reconocer que si el usó
su poder para liberarlos de la esclavitud de Egipto, también podía proveerles
el agua que necesitan en ese momento.
Del mismo modo, según 1 Corintios 10, 23,000 hombres y
mujeres fueron destruidos por serpientes en un día porque habían cometido
inmoralidad sexual. Esta escritura también destaca varias otras maneras en que
nuestros antepasados tentaron al Señor y las consecuencias de su comportamiento.
Ellos codiciaban las cosas malas, se volvieron idólatras, y también comían,
bebían, y jugaban descuidadamente.
Esto me dice que no tenían visión para su futuro, no
cuidaban de sus cuerpos, ni tampoco buscaban seguir el propósito de Dios para
sus vidas. En cambio, eran personas que no apuntaban a nada con sus vidas y
desperdiciaban tiempo, energía y recursos en cosas que se volvían nada al
final. Esto también es tentar a Dios. También podemos ver en este capítulo que
otros tentaron a Dios quejándose y por eso fueron destruidos por el destructor
(el destructor es uno que trae muerte).
Malaquías 3:15 muestra que otros han tentado a Dios
llamando a los orgullosos y malvados bendecidos y elevándolos a posiciones de
influencia y autoridad. Pero 1 Corintios 10:11-13 continúa diciendo:
11 “Todo
esto les sucedió como ejemplo, y quedó escrito como advertencia para nosotros,
los que vivimos en los últimos tiempos. 12 Así que, el que crea
estar firme, tenga cuidado de no caer. 13 A ustedes no les ha
sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no
permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan
resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan
sobrellevarla.”
Cristo nos proporcionó una manera de escapar de todo tipo
de tentación posible porque Él también fue tentado cuando caminó entre nosotros
en la tierra. Él es consciente de las tentaciones del enemigo que intentarían
desviarnos de nuestro destino. Además, el enemigo, que es un imitador, no tiene
nuevos trucos en su manga. Siempre viene con la misma cosa. Sólo lo disfraza a
través de diferentes personas o lugares, o diferentes escenarios. Pero siempre
es el mismo truco. Nuestro trabajo es ser gentiles como palomas y sagaces como
serpientes (Mateo 10:16) y aferrarnos a nuestro Dios a través de nuestra
intimidad con Él porque Él siempre nos ayuda a salir de tentaciones como lo
dice Mateo 6:13.
Más aún, el Salmo 78:41 dice que cuando tentamos a Dios
lo limitamos. Pero Santiago 1:12 nos alienta diciendo: 12 “Dichoso el que hace frente a la tentación;
porque, pasada la prueba, se hace acreedor a la corona de vida, la cual Dios ha
prometido dar a quienes lo aman.” Sin embargo, el versículo 13 deja claro
que nadie puede decir que Dios lo tentó;
"porque Dios no tienta a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios.”
Un último bocado en esta enseñanza de conocimiento y
entendimiento que nos ayuda a evitar tentar a Dios es que según 2 Pedro 2:9,
" El Señor sabe
librar de la tentación a los piadosos, y sabe también reservar a los injustos
para que sean castigados en el día del juicio," Así que es bueno saber
que Dios conoce la manera de salir de cada tentación a lo que no es su voluntad
para nosotros. Él no nos dejará ser tentados más allá de lo que podemos manejar,
sino que sabe cómo sacarnos. Por eso no debemos ignorar sus advertencias que
nos ayudan a evitar hacer algo que nos pueda traer serias consecuencias.
Así, en este momento, quiero invitarlos a unirse a mí en
esta oración de arrepentimiento basada en el Salmo 51. Padre celestial, humildemente
venimos ante ti, Dios justo y amoroso, para pedir tu perdón por cada vez que
nuestros antepasados te tentaron, cada vez que nuestra generación te ha
tentado, y por enseñar a las generaciones que nos siguen a tentarte con nuestro
comportamiento. Te pedimos que te apiades de nosotros de acuerdo a tu bondad
amorosa y a tus tiernas misericordias. Dios misericordioso, te pedimos que
borres nuestras transgresiones e iniquidades, y nos limpies de nuestro pecado.
También te pedimos que hagas un minucioso trabajo de
limpieza y lavado para que no pequemos contra ti. Juez intachable, muéstranos
lo que ves en nuestro interior y danos la sabiduría para caminar en tus
caminos. Rómpenos el corazón por lo que rompe el tuyo por nuestra conducta y
mentalidades y purgarnos de todas las fortalezas del espíritu de este mundo que
nos hace tentar tu ira.
Crea en nosotros un corazón limpio y renueva el espíritu
correcto dentro de nuestro ser para que estemos listos para obedecerte y
confiar en ti a medida que venimos a ti ante todo, con toda necesidad y
tentación, sabiendo que nos mostrarás la salida. No nos rechaces cuando
lleguemos ante que ti, sino ayúdanos a honrarte más porque tu palabra advierte
que no honras a aquellos que no te honran. Llévanos a ser más conscientes de la
guía de tu Espíritu y de tu presencia constante con nosotros y líbranos de las
consecuencias de nuestro comportamiento porque sólo tú eres el Dios de nuestra
salvación.
Dios misericordioso, ayúdanos a darte la ofrenda que
deseas y aceptas de nosotros: que con corazones arrepentidos y quebrantados
vengamos delante de ti. Ayúdanos también, señor a reconstruir las paredes de
protección que fueron descompuestas por nuestro pecado contra ti. Y cuando
venimos a ti con arrepentimiento, restáuranos para que podamos ser un
testimonio a otros de cómo nos ayudaste porque nos humillamos delante ti en
nuestro tiempo de necesidad. Auxílianos Señor, porque no queremos convertirnos
en una nuestra de advertencia para otros de lo que no debemos hacer debido a
nuestro orgullo. Te pedimos esto en el nombre de tu hijo Jesucristo, el nombre
sobre todo nombre. Amén. Para Él solo sea toda la gloria. ▪
Todas las escrituras de RVC.
Imágenes cortesía
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