Wednesday, January 17, 2018

“No Tentarás al Señor tu Dios”



Mateo 4:5-7
5 “Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre la parte más alta del templo, y le dijo: ‘Si eres Hijo de Dios, lánzate hacia abajo; porque escrito está:
“’A sus ángeles mandará alrededor de ti’,
y también:
‘En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con piedra alguna.’
Jesús le dijo: ‘También está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’.’

Hay una característica extremadamente importante de nuestro caminar como creyentes en Dios que necesita ser resaltada en nuestras mentes, sellada en nuestros corazones, y arraigada en nuestras almas: es el evitar tentar al Señor nuestro Dios. Eso es porque esto es algo peligroso.

El mundo lo tienta a cada minuto de cada hora, pero nosotros debemos ser conocidos por ser personas que lo honren con temor y asombro reverente. Tentar al Señor significa que no confiamos en que Él sea Dios suficiente para cuidar de nosotros, proveernos, sanarnos, restaurarnos, librarnos, y cosas similares. Entonces, tomamos el asunto en nuestras propias manos sin su Consejo, ignorando sus advertencias, su tiempo en el que Él ha planeado manifestarse, los principios y caminos de su Reino, rebelándonos contra su Consejo, u oponiéndonos a otros creyentes porque no estamos de acuerdo con ellos.

Esta es exactamente la misma manera en que el mundo que no lo conoce se comporta, ya que están bajo la influencia del espíritu que lo gobierna. Tentar al Señor despierta su enojo porque esto le dice a Él que confiamos más en su archienemigo — el espíritu de este mundo (el anticristo) y su sistema — de lo que confiamos en Él y también que preferimos estar bajo la influencia de ese espíritu más de lo que queremos seguir los caminos de su Reino y su Consejo. De esta manera despertamos sus celos por nosotros, y por lo tanto, su ira puede arder contra nosotros.



Esto me recuerda cuando yo tenía 17 años. Yo había terminado la escuela secundaria y porque quería ser políglota (alguien que domina varios idiomas), uno de los idiomas que comencé a estudiar era el francés. Cuando había terminado un semestre en la escuela y necesitaba registrarme para el siguiente termino, al tratar de pedirle a mi papá el dinero para registrarme, lo escuché hablando con mi mamá sobre las luchas que estaba teniendo con su negocio y cómo necesitaban aumentar en su finanzas. Escuchar esto me hizo razonar que no debía poner otra carga sobre ellos así que no dije nada acerca de mi necesidad de registrarme en la escuela, y por lo tanto, no regresé a esa clase.

Después de algún tiempo, mi papá se dio cuenta de que yo no había venido a él para decirle nada acerca de mi registro para mi clase de francés y me preguntó que pasaba con ese asunto. Le dije lo que le había oído decir a mamá y lo que había decidido hacer al respecto. Al oír lo que dije se puso rojo, y levantando su voz me dijo: "¡ese es mi problema!" "tu trabajo es decirme lo que necesitas y yo me aseguro de proporcionarlo para ti!" 

Nunca antes había visto a mi padre tan enojado conmigo y fue por no confiar en que él sería capaz de proveer lo que necesitaba. Antes y después de ese tiempo él había sido un buen proveedor e incluso me invitaba a sentarme con él mientras él hacía el presupuesto para la casa y para su negocio cuando yo era más joven. De esta manera, él me enseñó a ser consciente de cómo manejar mis finanzas. Algo que aprecio mucho hoy en día. Pero en esta ocasión, permití que el miedo me hiciera dudar de su habilidad para ayudarme y no confiaba en que tendría lo que necesitaba. Tampoco me detuve a considerar que él siempre había sido fiel en su apoyo financiero, pero también para alentarme a seguir mis sueños.

Este es un ejemplo de cómo podríamos despertar la ira de Dios cuando lo tentamos, en este caso con duda e incredulidad de quién es Él y de su poder y capacidad para hacer por nosotros cualquier cosa que necesitamos de Él.
Los hijos de Israel también tentaron a Dios de esta manera. Éxodo 17:2-7 dice:

“así que todo el pueblo discutió con Moisés y le dijo:
‘Danos agua. Queremos beber.’
Moisés les dijo:
‘¿Por qué se pelean conmigo? ¿Por qué ponen a prueba al Señor?’
3 Pero el pueblo tenía sed, y murmuró contra Moisés, y dijo:
‘¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?’
4 Entonces Moisés pidió ayuda al Señor y le dijo:
‘¿Qué voy a hacer con este pueblo? ¡Un poco más, y me matarán a pedradas!’
5 Y el Señor le dijo a Moisés:
‘Adelántate al pueblo. Anda, lleva contigo a algunos de los ancianos de Israel, y llévate también la vara con la que golpeaste el río. 6 Voy a esperarte en Horeb, junto a la roca que está allí, y tú golpearás la roca, y de ella brotará agua, que el pueblo podrá beber.’
Y Moisés lo hizo así, en presencia de los ancianos de Israel, 7 y a ese lugar lo llamó Masah, porque los hijos de Israel pusieron a prueba al Señor, y también Meriba, por la discusión que tuvo con ellos, pues dijeron: ‘¿Está el Señor entre nosotros, o no está?’”



Deuteronomio 6:16 también dice: 16 No tentarán al Señor su Dios, como lo hicieron en Masah.” Eso es porque lo tentaron con su duda e incredulidad, y al no reconocer que si el usó su poder para liberarlos de la esclavitud de Egipto, también podía proveerles el agua que necesitan en ese momento.

Del mismo modo, según 1 Corintios 10, 23,000 hombres y mujeres fueron destruidos por serpientes en un día porque habían cometido inmoralidad sexual. Esta escritura también destaca varias otras maneras en que nuestros antepasados tentaron al Señor y las consecuencias de su comportamiento. Ellos codiciaban las cosas malas, se volvieron idólatras, y también comían, bebían, y jugaban descuidadamente. 

Esto me dice que no tenían visión para su futuro, no cuidaban de sus cuerpos, ni tampoco buscaban seguir el propósito de Dios para sus vidas. En cambio, eran personas que no apuntaban a nada con sus vidas y desperdiciaban tiempo, energía y recursos en cosas que se volvían nada al final. Esto también es tentar a Dios. También podemos ver en este capítulo que otros tentaron a Dios quejándose y por eso fueron destruidos por el destructor (el destructor es uno que trae muerte).

Malaquías 3:15 muestra que otros han tentado a Dios llamando a los orgullosos y malvados bendecidos y elevándolos a posiciones de influencia y autoridad. Pero 1 Corintios 10:11-13 continúa diciendo:

11 Todo esto les sucedió como ejemplo, y quedó escrito como advertencia para nosotros, los que vivimos en los últimos tiempos. 12 Así que, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer. 13 A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla.” 

Cristo nos proporcionó una manera de escapar de todo tipo de tentación posible porque Él también fue tentado cuando caminó entre nosotros en la tierra. Él es consciente de las tentaciones del enemigo que intentarían desviarnos de nuestro destino. Además, el enemigo, que es un imitador, no tiene nuevos trucos en su manga. Siempre viene con la misma cosa. Sólo lo disfraza a través de diferentes personas o lugares, o diferentes escenarios. Pero siempre es el mismo truco. Nuestro trabajo es ser gentiles como palomas y sagaces como serpientes (Mateo 10:16) y aferrarnos a nuestro Dios a través de nuestra intimidad con Él porque Él siempre nos ayuda a salir de tentaciones como lo dice Mateo 6:13.

Más aún, el Salmo 78:41 dice que cuando tentamos a Dios lo limitamos. Pero Santiago 1:12 nos alienta diciendo: 12 Dichoso el que hace frente a la tentación; porque, pasada la prueba, se hace acreedor a la corona de vida, la cual Dios ha prometido dar a quienes lo aman.” Sin embargo, el versículo 13 deja claro que nadie puede decir que Dios lo tentó; "porque Dios no tienta a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios.”

Un último bocado en esta enseñanza de conocimiento y entendimiento que nos ayuda a evitar tentar a Dios es que según 2 Pedro 2:9, " El Señor sabe librar de la tentación a los piadosos, y sabe también reservar a los injustos para que sean castigados en el día del juicio," Así que es bueno saber que Dios conoce la manera de salir de cada tentación a lo que no es su voluntad para nosotros. Él no nos dejará ser tentados más allá de lo que podemos manejar, sino que sabe cómo sacarnos. Por eso no debemos ignorar sus advertencias que nos ayudan a evitar hacer algo que nos pueda traer serias consecuencias. 



Así, en este momento, quiero invitarlos a unirse a mí en esta oración de arrepentimiento basada en el Salmo 51. Padre celestial, humildemente venimos ante ti, Dios justo y amoroso, para pedir tu perdón por cada vez que nuestros antepasados te tentaron, cada vez que nuestra generación te ha tentado, y por enseñar a las generaciones que nos siguen a tentarte con nuestro comportamiento. Te pedimos que te apiades de nosotros de acuerdo a tu bondad amorosa y a tus tiernas misericordias. Dios misericordioso, te pedimos que borres nuestras transgresiones e iniquidades, y nos limpies de nuestro pecado.

También te pedimos que hagas un minucioso trabajo de limpieza y lavado para que no pequemos contra ti. Juez intachable, muéstranos lo que ves en nuestro interior y danos la sabiduría para caminar en tus caminos. Rómpenos el corazón por lo que rompe el tuyo por nuestra conducta y mentalidades y purgarnos de todas las fortalezas del espíritu de este mundo que nos hace tentar tu ira.

Crea en nosotros un corazón limpio y renueva el espíritu correcto dentro de nuestro ser para que estemos listos para obedecerte y confiar en ti a medida que venimos a ti ante todo, con toda necesidad y tentación, sabiendo que nos mostrarás la salida. No nos rechaces cuando lleguemos ante que ti, sino ayúdanos a honrarte más porque tu palabra advierte que no honras a aquellos que no te honran. Llévanos a ser más conscientes de la guía de tu Espíritu y de tu presencia constante con nosotros y líbranos de las consecuencias de nuestro comportamiento porque sólo tú eres el Dios de nuestra salvación.

Dios misericordioso, ayúdanos a darte la ofrenda que deseas y aceptas de nosotros: que con corazones arrepentidos y quebrantados vengamos delante de ti. Ayúdanos también, señor a reconstruir las paredes de protección que fueron descompuestas por nuestro pecado contra ti. Y cuando venimos a ti con arrepentimiento, restáuranos para que podamos ser un testimonio a otros de cómo nos ayudaste porque nos humillamos delante ti en nuestro tiempo de necesidad. Auxílianos Señor, porque no queremos convertirnos en una nuestra de advertencia para otros de lo que no debemos hacer debido a nuestro orgullo. Te pedimos esto en el nombre de tu hijo Jesucristo, el nombre sobre todo nombre. Amén. Para Él solo sea toda la gloria. ▪

Todas las escrituras de RVC.
Imágenes cortesía de Google Images.

No comments:

Post a Comment