Saturday, January 16, 2021

Elevaciones que Hacen la Diferencia entre Creyentes


1 Reyes 18:41-44

Luego, Elías le dijo a Ajab: «Regresa ya a tu palacio, y come y bebe, que viene una gran tormenta.» El rey se fue a comer y beber, mientras que Elías subió a la cumbre del monte Carmelo. Allí se postró en tierra y hundió la cabeza entre las rodillas. Luego le dijo a su criado: «Sube más arriba, y mira hacia el mar.» El criado subió, miró el mar y bajó a decir que no se veía nada; pero el profeta le ordenó que regresara siete veces más y mirara. A la séptima vez, el criado dijo: «Veo que del mar se levanta una nube, pequeña como la palma de una mano.» Entonces Elías le dijo: «Corre y dile a Ajab que prepare su carro y se vaya, para que no lo ataje la tormenta.»”RVC


Hay un aspecto raramente mencionado acerca de una dinámica particular del Reino de Dios, y esta falta de conocimiento, ha hecho que algunas personas participen en divisiones y peleas innecesarias. Muchas veces, el problema es una cuestión de altitud. En la Escritura de arriba, vemos un ejemplo de la diferencia en la altitud espiritual de dos personas que no podían ver lo mismo inicialmente. No hubo una disputa entre ellos en este caso, pero Elías y su siervo no podían ver lo mismo debido a su diferencia de elevación que impedía que uno viera lo que el otro ya podía ver.


Esto no hizo a Elías el profeta, cuya elevación espiritual era del nivel superior de la cima de la montaña, mejor que su siervo ante los ojos de Dios. Pero la altitud espiritual de Elías, demostrada en la Escritura de arriba por una altitud natural, mostró que él podía ver las cosas antes de que su siervo pudiera verlas, y por esta razón, podría haber tomado a su siervo un poco de tiempo para poder ver lo que el profeta ya podía ver de antemano. 


La elevación espiritual de Elías le permitió oír que se acercaba una abundancia de lluvia. Sin embargo, necesitaba la debida diligencia de su sirviente para asegurarse de que él vería la nube, al menos en pequeña forma. Esto probaría que la lluvia estaba llegando en lo natural y le ayudaría a estar de acuerdo con el que ya podía verlo y escucharlo en el ámbito espiritual y se estaba preparando para su manifestación con la oración. 


Recuerdo cuando mi hijo aún era joven, que compartíamos un apartamento con una de mis hermanas. Una mañana de noviembre estaba orando y el Señor me dijo que empezara a empacar porque íbamos a mudarnos. Después de oír eso, le dije a mi hermana lo que el Señor acababa de decirme y procedí a comenzar a reunir artículos para empacarlos. Mi hermana respondió que no comenzaría a empacar hasta que ella oyera al Señor decirle eso. 


De hecho, mi astuta hermana no creyó sólo por mi palabra. Yo necesitaba su acuerdo para prepararme para la mudanza, pero no la empujé a hacer lo que ella no oía en ese momento. Bueno, no hasta marzo del año siguiente es que ella oyó al Señor decirle que empezara a empacar, y cuando lo escuchó por si misma, lo hizo de inmediato. Después de eso, todos tuvimos que esperar dos meses más antes de saber a dónde íbamos y escucharle decir al Señor que era hora de conseguir un camión de mudanzas.


Fui paciente con mi hermana quien no pensaba que yo estaba loca, ella sólo quería oír la palabra del Señor por sí misma y le di espacio para hacerlo. De esa manera, no hubo conflictos ni deshonras entre nosotras. Así mismo, la Escritura dice que el siervo del Profeta Elías duró un proceso de siete intentos para alcanzar la altitud de su mentor que le permitió ver la nube de lluvia que iba a poner fin a la sequía en la tierra porque la causa raíz de la sequía había sido removida.


Elías ya tenía fe para que llegara la lluvia porque podía oír el sonido del torrencial desde donde estaba espiritualmente. Pero también esperó pacientemente a que su siervo siguiera sus instrucciones hasta que él también pudiera tener la fe para ello. Esto es algo que el cuerpo de Cristo necesita aprender a reconocer cada vez que dos o más no pueden ponerse de acuerdo acerca de un asunto. 


Las disparidades entre lo que algunos pueden ver u oír espiritualmente y otros aún no ven u oyen deberían tener algunos preguntándose en qué radica la diferencia y a qué podrían atribuir la falta de acuerdo y unidad. La respuesta a la primera pregunta podría ser nuestras diferentes posiciones o rangos en el cuerpo de Cristo. La segunda respuesta es que necesitamos aprender sobre nuestras diferencias de altitud y niveles de madurez debido a nuestras posiciones en el mismo cuerpo. 


Además, una posición de liderazgo en el cuerpo no garantiza la elevación espiritual más alta. Los rangos más altos como los oficios apostólico y profético en el cuerpo de Cristo tienen las altitudes espirituales más altas, pero también tienen la mayor responsabilidad para con el cuerpo y ejercen su fe de acuerdo con lo que ven u oyen desde su nivel de la cima de la montaña.


Esto puede causar fácilmente malentendidos con otras personas que ignoran esta característica sobre el cuerpo de Cristo. No obstante, este hecho no les exime de tener que tratar de entender a los demás y aplicar su fe para resolver los problemas con aquellos con quienes no están de acuerdo y que ven las cosas de manera diferente. No podemos aplicar la fe para los temas que más tratamos y confiar en caminar sólo por la vista con respecto a otras cosas cuando la Biblia dice que los justos vivirán por fe. Habakkuk 2:4 dice, 


Aquel cuya alma no es recta, es arrogante; pero el justo vivirá por su fe.” RVC


Desafortunadamente, muchos en la iglesia están dispuestos a discutir sobre un asunto que no entienden, sin preguntar por qué otros ven lo que ven. Llegar al punto de entender el asunto en cuestión e incluso alcanzar algún nivel de acuerdo requiere que primero escuchemos una palabra del Señor al respecto. Eso sólo puede suceder cuando lo buscamos para conocer Su perspectiva sobre la situación. 


De esta manera, podemos escuchar lo que Dios tiene que decir al respecto, lo que puede ayudarnos a aumentar nuestros niveles de fe porque la fe viene al escuchar y oír por la palabra de Dios (Romanos 10:17). Cuando elegimos vivir por fe en el Señor porque lo oímos hablarnos sobre el tema en particular, y procuramos respetar cómo Dios habla a los demás y lo que puede estar diciéndole a ellos, podemos evitar conflictos innecesarios y la deshonra.


En momentos como éste, no podemos jugar a dudar como Tomás que era escéptico porque no había visto que Jesús ya había resucitado de entre los muertos. Antes de que pudiera experimentar Su presencia resucitada por sí mismo, él rechazó el testimonio de diez de sus compañeros discípulos que ya habían experimentado la presencia del Salvador. Por lo tanto, Jesús mismo lo encontró en su punto de incredulidad y rechazo del testimonio de los demás y vino a mostrarle la evidencia de Su resurrección.


Juan 20:24-29 nos dice,

Pero Tomás, uno de los doce, conocido como el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Entonces los otros discípulos le dijeron: ‘Hemos visto al Señor.’ Y él les dijo: ‘Si yo no veo en sus manos la señal de los clavos, ni meto mi dedo en el lugar de los clavos, y mi mano en su costado, no creeré.’ Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez a puerta cerrada, y Tomás estaba con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús llegó, se puso en medio de ellos y les dijo: ‘La paz sea con ustedes.’ Luego le dijo a Tomás: ‘Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.’ Entonces Tomás respondió y le dijo: «¡Señor mío, y Dios mío!’ Jesús le dijo: ‘Tomás, has creído porque me has visto. Bienaventurados los que no vieron y creyeron.’” RVC


El versículo 27 dice que Jesús amonestó a Tomás por su incredulidad. Y en el versículo 29 El llama bienaventurados a los que no han visto y aún así han creído. A esto, otra pregunta que podríamos hacernos es ¿qué está influyendo en lo que vemos u oímos, o nuestra falta de ver u oír en el ámbito espiritual que está causando los desacuerdos? Otra forma de expresar esta pregunta es ¿de qué clase de espíritu somos realmente? 


Lucas 9:51-56 comparte,

Se acercaba el tiempo en que Jesús había de ser recibido arriba, así que resolvió con firmeza dirigirse a Jerusalén. Envió mensajeros delante de él, y ellos se fueron y entraron en una aldea samaritana para prepararle todo; pero los de allí no lo recibieron porque se dieron cuenta de que su intención era ir a Jerusalén. Al ver esto, sus discípulos Jacobo y Juan dijeron: ‘Señor, ¿quieres que mandemos que caiga fuego del cielo, como hizo Elías, para que los destruya?’ Pero Jesús se volvió y los reprendió. [Y les dijo: ‘Ustedes no saben de qué espíritu son. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a quitarle la vida a nadie, sino a salvársela.»] Y se fueron a otra aldea.” RVC


¿De donde viene la narrativa que estamos enfocados en escuchar? ¿Proviene del Espíritu del Señor o de los demonios, del miedo, del orgullo o de la renuencia a ser agentes de cambio del status quo? Vimos esto en el compromiso del pueblo de Israel con la idolatría el cual impedía que salieran de una temporada de sequía. Por esa razón, el apasionado profeta les preguntó cuánto tiempo permanecerían divididos entre un minuto ponerse del lado de Dios, sólo para encontrarse al minuto siguiente siguiendo el lado de los idolatras. 1 Reyes 18:21 explica,


"Elías se paró frente a ellos y dijo: «¿Hasta cuándo seguirán indecisos, titubeando entre dos opiniones? Si el Señor es Dios, ¡síganlo! Pero si Baal es el verdadero Dios, ¡entonces síganlo a él!’. Sin embargo, la gente se mantenía en absoluto silencio.” NTV


Por lo tanto, hemos aprendido aquí que nuestra elevación espiritual y madurez, así como lo que nos influye, tiene mucho que ver con lo que vemos o escuchamos espiritualmente. También tiene que ver con lo mucho que estamos dispuestos a entender la perspectiva de los demás acerca de la situación a la que nos enfrentamos y si podemos o no aceptar y creer que lo que ellos testifican, efectivamente proviene de Dios. 


Y como siempre, sólo a Dios sea toda la gloria.


Imágenes de google Images.

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