Recientemente fui a una reunión donde, entre otras cosas, hablamos de cómo desarrollar relaciones más profundas en la iglesia y cómo aumentar el compañerismo entre los miembros del cuerpo de Cristo. Cuando llegué a casa el Señor continuó ministrándome sobre este tema y respondió algunas de las preguntas que habíamos planteado y a través de su palabra me mostró la raíz del asunto y cómo apropiarnos de lo que Jesús hizo por nosotros en relación a esto. Este es un mensaje para toda la Iglesia.
Génesis 3:6-11
dice, 6 La mujer vio que el árbol
era bueno para comer, apetecible a los ojos, y codiciable para alcanzar la
sabiduría. Tomó entonces uno de sus frutos, y lo comió; y le dio a su marido,
que estaba con ella, y él también comió. 7 En ese instante se
les abrieron los ojos a los dos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos;
entonces tejieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas.
8 El hombre y su mujer oyeron
la voz de Dios el Señor, que iba y venía por el huerto, con el viento del día;
entonces corrieron a esconderse entre los árboles del huerto, para huir de la
presencia de Dios el Señor. 9 Pero Dios el Señor llamó al
hombre y le dijo:
“¿Dónde andas?”
10 Y él respondió:
“Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, pues estoy
desnudo. Por eso me escondí.”
11 Dios le dijo:
“¿Y quién te dijo que estás desnudo? ¿Acaso has
comido del árbol del que yo te ordené que no comieras?” RVC
Como se ve en el pasaje,
Adán y Eva tuvieron una relación sana con Dios. Esto significa que podían ser
abiertos con Dios y sin miedo a ser juzgados o incomprendidos. Dios también se
revelaba a ellos y les mostraba muchas facetas de su Deidad. Dios y los hombres
estaban cómodos uno con los otros y eran capaces de tener una comunión profunda
y libre. Ellos valoraban su compañía y demostraban aprecio por su amistad y
compañerismo. Pero la serpiente vino a robarse lo que ellos tenían. Entonces Adán
y Eva sintieron miedo al verse desnudos y vulnerables ante Dios y tuvieron
temor de ser subestimados, despreciados y juzgados. Es por eso que decidieron cubrirse
con hojas de higuera, lo que representa una cubierta de su verdadera identidad
y un modo de actuar falso. Ahora ellos tenían miedo de dejarse ver tal y como eran
y las hojas de higuera eran también una máscara para ocultar el miedo profundo
en sus vidas que les impedía ser vasos eficaces porque ahora estaban trabajando
más difícilmente para obtener lo que una vez obtuvieron fácilmente antes de la
caída, cuando la gracia de Dios estaba sobre ellos.
Afortunadamente,
esta es una de las cosas por las cuales Jesús pagó el precio para que las
podamos recibir nuevamente. Él fue herido, castigado, rechazado, y golpeado
hasta quedar irreconocible para que nosotros pudiéramos ser sanados de la
opresión demoníaca que, basado en el miedo, vino a robarnos de esa relación
saludable con Dios y con otras personas. Isaías 53:3-5 dice en la versión Traducción
en Lenguaje Actual (TLA),
Todos lo despreciaban y rechazaban.
Fue un hombre que sufrió el dolor
y experimentó mucho sufrimiento.
Todos evitábamos mirarlo;
lo despreciamos y no lo tuvimos en cuenta.
Fue un hombre que sufrió el dolor
y experimentó mucho sufrimiento.
Todos evitábamos mirarlo;
lo despreciamos y no lo tuvimos en cuenta.
4 “A pesar de todo esto,
él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores.
Nosotros pensamos
que Dios lo había herido y humillado.
5 Pero él fue herido
por nuestras rebeliones,
fue golpeado por nuestras maldades;
él sufrió en nuestro lugar,
y gracias a sus heridas
recibimos la paz y fuimos sanados.
él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores.
Nosotros pensamos
que Dios lo había herido y humillado.
5 Pero él fue herido
por nuestras rebeliones,
fue golpeado por nuestras maldades;
él sufrió en nuestro lugar,
y gracias a sus heridas
recibimos la paz y fuimos sanados.
Cuando hemos sido
heridos, ofendidos o hemos pecado contra otros u otros han pecado contra
nosotros, ahora somos libres de ir a nuestro Padre celestial a través de su
hijo, Jesús, quien ya ha tomado por nosotros lo que no hubiésemos sido capaces
de soportar por nosotros mismos. Porque Él fue delante de nosotros para
eliminar la opresión del enemigo, podemos ir libremente a Él otra vez y ser
abiertos y vulnerables, desnudarnos delante de Él y no avergonzarnos de darle
todas nuestras heridas, ofensas y dolor de lo que hemos hecho o nos han hecho
otros. También podemos ir a Él las veces que sea necesario para poder ser libres
de lo que nos causó dolor y tristeza. Una vez que somos libres del dolor producido
por las cosas hechas contra nosotros o la condenación que el enemigo trae cuando pecamos, podríamos
tal vez, si las circunstancias lo permiten, dar a la persona otra oportunidad o
tener esperanza de que nos den otra oportunidad con ellos. Hacemos esto siendo
conscientes de cuál es el lugar de esa(s) persona(s) en nuestras vidas porque
hemos ido a Dios para que nos dé ese conocimiento.
Así que cuando la
primera Iglesia comenzó después de que Jesús fue a la Cruz, resucitó y ascendió
al Padre, ellos pudieron participar de la nueva libertad que Jesús puso a
disposición de todos nosotros para tener una comunión sana con el Padre y con
nuestros hermanos(as) de una manera profunda. Esto es demostrado en Hechos
1:13-14,
13 Cuando llegaron, subieron a
la habitación de la planta alta de la casa donde se hospedaban.
Estos son los nombres de los que estaban
presentes: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo,
Santiago (hijo de Alfeo), Simón (el zelote) y Judas (hijo de Santiago). 14 Todos
se reunían y estaban constantemente unidos en oración junto con María la madre
de Jesús, varias mujeres más y los hermanos de Jesús. NTV
Observen que el
versículo 14 dice que los hombres y mujeres eran de una sola mente y un
propósito. Así es cómo ellos pudieron
reunirse para orar y esperar juntos a que el Señor se moviera entre ellos. El
poder ser de un sólo corazón y un sólo
propósito no vino de la noche a la mañana. Estas personas deliberadamente se
dieron al compañerismo y a conocerse profundamente para poder descubrir sus
creencias y convicciones y a lo que dedicaban sus vidas. Esto es lo que va a
eliminar la superficialidad y la máscara de la higuera entre nosotros.
Por otra parte,
también se me fue revelado que esta superficialidad y máscara dieron lugar a
los grupos de solidaridad. Una persona que se da a formar parte de estos grupos
y rechaza a otros por no tener las mismas afinidades o similitudes en sus gustos,
o formas de pensar es una persona con tendencias racistas. El sentido de
superioridad sobre otros que tienen estas personas viene del miedo y las inseguridades
que son las bases de la presencia del Anticristo que vino al jardín de Edén. No
aceptar a otros por lo que son no sólo se ve cuando se compite entre las razas,
sino que también se ve dentro de cada raza.
Diccionario de
Oxford define el racismo como tal:
1)
Ideología que defiende la superioridad de
una raza frente a las demás y la necesidad de mantenerla aislada o separada del
resto dentro de una comunidad o un país: el
racismo puede incluso justificar la eliminación física de las razas
consideradas inferiores.
2)
Tendencia o actitud que denotan esta
ideología: el racismo se refleja,
además de en las agresiones contra negros y asiáticos, en discriminaciones en
el sistema judicial y en el empleo.
La
superficialidad en las relaciones que el enemigo trajo a la iglesia es sólo
para que podamos vernos unos a los otros a la profundidad de la piel que es
superficial y poco profunda y no nos permite ir más allá de los muros de
prejuicios que conducen a la injusticia. La Biblia dice que debemos pensar en
otros más altamente que a nosotros mismos y no mirarlos con desprecio como el enemigo nos influye hacer cuando nos hemos vestido con hojas
de higuera. Por esta razón es importante tener buen juicio de Dios porque Él ha
dado a cada uno una medida de fe y propósito diseñados para el servicio a Él
(Romanos 12:3 AMP). El enemigo también usó las hojas de higuera para hacernos caminar
en condenación por habernos desviado del
camino y para que renunciemos a la autoridad para gobernar y tener dominio
sobre las cosas que Dios nos ha confiado. Esto incluye ser aptos para defender
aquello que Él nos ha delegado y que cuando nos armamos para la batalla ponemos
al enemigo a huir. Desde el primer capítulo de la Biblia vemos que Dios nos dio
autoridad completa o potestad, pero el enemigo vino a robarla de nosotros
cuando Adán y Eva se cayeron del camino. Génesis 1:26 dice,
Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces
del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre
todo animal que se arrastra sobre la tierra.” RVR95
Pero una vez más
podemos caminar en la victoria que Jesús obtuvo para nosotros en la Cruz donde Él
recuperó la potestad robada por el enemigo y nos delegó en la gran Comisión mencionada
en Mateo 28: 18-19 el cual dice, 18 Jesús
se acercó y dijo a sus discípulos: “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y
en la tierra. 19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. NTV
1 Corintios 1:10
reitera esto cuando nos amonesta de esta manera, Amados hermanos, les ruego por la autoridad
de nuestro Señor Jesucristo que vivan en armonía los unos con los otros. Que no
haya divisiones en la iglesia. Por el contrario, sean todos de un mismo
parecer, unidos en pensamiento y propósito. NTV
Jesús también
recuperó para nosotros la autoridad para hablarle a las montañas y verlas moverse
delante de nosotros. Así que ahora busquemos al Señor nuestro Dios en intimidad
para apropiarnos de la autoridad para gobernar y caminar en el dominio sobre
las cosas que Él nos ha confiado y la habilidad de tener comunión con Él y con
otros abiertamente, lo que nos llevará a ver en nuestras vidas la manifestación
de la extinción de la higuera a la que Jesús le habló porque éste era un árbol
de engaño y sólo daba hojas y no frutos, como se muestra en Mateo 21:18-22,
18 Por la mañana, cuando Jesús
regresaba a Jerusalén, tuvo hambre 19 y vio que había una
higuera junto al camino. Se acercó para ver si tenía higos, pero solo había
hojas. Entonces le dijo: “¡Que jamás vuelva a dar fruto!”. De inmediato, la
higuera se marchitó.
20 Al ver eso los discípulos quedaron
asombrados y le preguntaron:
—¿Cómo se marchitó tan rápido la higuera?
21 Entonces Jesús les dijo:
—Les digo la verdad, si tienen fe y no dudan,
pueden hacer cosas como esa y mucho más. Hasta pueden decirle a esta montaña:
“Levántate y échate al mar”, y sucederá. 22 Ustedes pueden orar
por cualquier cosa, y si tienen fe la recibirán. NTV
Esto nos ayuda a
obtener el nivel de unidad necesaria para obtener grandes victorias y hazañas
mayores que Jesús prometió que haríamos para contribuir al avance del Reino de
Dios y su mensaje a un mundo perdido. El salmo 133 nos ayuda a ver lo que se necesita
para que podamos caminar en esta unidad para que Dios mande su bendición sobre
nosotros porque eso desata una unción que rompe yugos y destruye las obras del
enemigo en forma exponencial para nosotros y para los que estamos llamados a
influir. Dice,
1 ¡Qué maravilloso y agradable es
cuando los hermanos conviven en armonía!
2 Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción
que se derramó sobre la cabeza de Aarón,
que corrió por su barba
hasta llegar al borde de su túnica.
3 La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón
que cae sobre las montañas de Sión.
Y allí el Señor ha pronunciado su bendición,
incluso la vida eterna. NTV
Solo a Dios sea
toda la gloria▪
cuando los hermanos conviven en armonía!
2 Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción
que se derramó sobre la cabeza de Aarón,
que corrió por su barba
hasta llegar al borde de su túnica.
3 La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón
que cae sobre las montañas de Sión.
Y allí el Señor ha pronunciado su bendición,
incluso la vida eterna. NTV