Todo empezó
cuando dejé mi Panamá natal a mis veinte y un años. Yo era oficialmente adulta
y me propuse cumplir mis sueños en una nueva tierra (los Estados Unidos). Dios
me bendijo y fui capaz de trabajar e ir a la escuela para entrenarme para la
carrera de mis sueños en el ámbito de diseño de modas. Entonces enfrenté
algunos desafíos imprevisibles no de extraños, sino de miembros de la familia
que se habían asentado en este país antes que yo. A pesar de que algunos de
ellos habían experimentado un nivel de éxito en los negocios, todavía estaban
atraídos a la brujería y la hechicería. No me gustaba ese tipo de estilo de
vida, pero en ese momento no lo veía como una amenaza para mi vocación y
destino.
Entonces conocí a
mi esposo. Parecía como cualquier otra persona con sueños y aspiraciones y un
impulso para lograrlos, pero en mi caminar muy temprano con Dios, mi nivel de
discernimiento era muy bajo. No sabía que él también tenía antecedentes
familiares asociados con la brujería. Después de cinco años de matrimonio y
mucha oración, tuvimos un hijo, y poco después de su nacimiento, mi deseo por caminar
con Dios aumentó. Estaba insatisfecha con el status quo y sabía dentro de mí
que había más de lo que yo sabía y había experimentado con Dios hasta ese
momento. Tenía hambre de saber la verdad de Él y de sus caminos.
Permítanme explicarles
que crecí como católica y aprendí mucho de esta fe. Incluso muchas de las
habilidades de liderazgo que tengo hoy vinieron de un grupo juvenil católico al
que pertenecí en Panamá, donde recibimos mentoría de un sacerdote que
fue muy dedicado a nosotros y nos capacitó en liderazgo y la ayuda a los pobres
en nuestras comunidades. Sigo comunicándome con algunos de los miembros del
grupo y he visto el fruto de la labor amorosa de este amado sacerdote también en
sus vidas.
Pero en el año
2000, debido a mi hambre por verdad acerca de Dios, me di cuenta de que a pesar
de que tenía una relación con El, no le había pedido a Jesús que se convirtiera
en mi Señor y Salvador y me salvé en el día de las madres de ese año. De
inmediato también comencé a experimentar la evidencia del Espíritu Santo viviendo
en mí a través de mí hablar en lenguas. A partir de ese momento, mi vida tomó
una serie de giros que sólo puedo describir como un cambio de vida que trajo
una transformación grande a las cosas que yo creía, cómo veía las tradiciones a
las que estaba acostumbrada, mi cultura hispana, mi historia familiar, y mi
vida en general, así también como lo que me rodeaba porque Dios estaba
sacudiendo mis cimientos de pensar equivocados.
Entonces, cuando
Dios comenzó a satisfacer algunas de mis curiosidades sobre Él, su
Reino, y mi relación con Él, comencé a sentirme empoderada para enfrentarme
a las circunstancias que me rodeaban. Muchas de ellas implicaban persecución de
personas que estaban involucradas en el ocultismo. Esto me lleva a hablarles de
la familia a la que me uní por medio del matrimonio. Parecían personas normales
y amorosas, pero tenían una fortaleza mental profunda en las cosas ocultas. En
el fondo, estaban hambrientos de amor y lo buscaban en los caminos equivocados
y en los lugares equivocados que traían el engaño del enemigo a sus vidas.
Yo no sabía esto
al principio, y de hecho, cuando yo estaba preparándome para mi boda que yo
sabía era de Dios después de tres años de novios, recuerdo haber tenido una
conversación telefónica con mi mamá. En este momento el Espíritu del Señor
vino sobre ella y ella comenzó a profetizar sobre mí acerca de mi matrimonio y
una de las cosas que dijo fue que "Dios me había llamado a formar parte de
esta familia para acercarlos a Dios." En ese momento no pensé que iba a
ser difícil ya que él y yo acudíamos a una iglesia católica y orábamos juntos.
Pero cuando dejé la fe católica en el año 2000 y me uní a una iglesia cristiana
por la dirección del Señor, las cosas que fueron probadas antes fueron probadas
aún más entre nosotros. Quiero explicar aquí que esta enseñanza no se trata del
catolicismo, sino del deseo de Dios de
que todo ser humano clame a su nombre y se salve (Joel 2:32).
Mientras me
estaba acercando a Dios y estaba aprendiendo a caminar en sus caminos, los
desafíos en casa estaban empeorando. En ese momento no tenía permiso de Dios
para terminar el matrimonio porque las manifestaciones de ataques de brujería eran
más evidentes. Dios me decía que no me diera por vencida, y que siguiera plantándome
firme en sus promesas de liberación y salvación para mi familia. Permítanme
reconocer también que esta familia vivía en un cierto nivel de opulencia y eso
lo cuidaban también en lo oculto. Vi que la actividad demoníaca ayudó a las
fortalezas de su sistema de creencias que se oponía al mandato de Dios para mi
vida a nombre de ellos.
El mandato de
Dios para mí era de orar por su salvación, su sanación de lo que los atrajo a
ese estilo de vida, y que cada aspecto disfuncional de su vida familiar se
tornara así como es en el cielo. También aprendí a través de mi proceso con
esta familia a comprometerme a la guerra espiritual por su salvación y busqué a
Dios para recibir cada estrategia y palabra que me facultara con autoridad para
venir contra el enemigo de mi familia. Todo esto ocurría mientras ellos, en su torcida
visión de las cosas debido al engaño del enemigo, se ensanchaban en contra de
mí con las armas de brujería y hechicería.
La otra cosa que
aprendí a hacer fue darles amor incondicional y a veces un amor duro cuando me dirigía
el Espíritu Santo a hacerlo. Dios es un Dios de relación interpersonal, un Dios
que ama la familia y la unidad, y tuve que aprender a luchar contra todo lo que
el enemigo lanzaba para traer discordia familiar y ser la luz que brillaba en
esa oscuridad. Una vez más, no solo intercediendo por ellos, haciendo guerra espiritual
como Dios me guiaba, sino también haciendo todas las cosas prácticas que Dios me
pedía. Muchas veces esto incluía levantarlo a Él en alabanza y adoración para
traer el cielo a la tierra en nombre de nuestra unidad.
Debo confesar que
esto no siempre fue fácil y había veces que quería renunciar e incluso enfocarme
en mis deseos carnales para tomar represalias contra ellos, pero Dios siempre
me recordaba que no lucho contra la carne y la sangre sino contra los
principados y poderes y las fuerzas espirituales de la oscuridad (Efesios 6:12)
que los tenían en ataduras y cautivos pero yo contaba con el poder de Dios para
vencer al enemigo de la salvación y la liberación de mi familia en todos los
niveles de mi proceso.
Luego, en el año 2008,
tuve un sueño que me hizo saber que estaba luchando contra los espíritus de la
avaricia, religión y Jezabel: los tres Espíritus que forman la Deidad del
Anticristo. No voy a entrar en mucho detalle aquí porque menciono esto en mi
próximo libro. Pero puedo decir que las cosas empezaron a sacudirse de mi vida
en cada área y parecía como si estuviera perdiendo todo. Esto incluyó mi
matrimonio por la infidelidad, mis finanzas, otras relaciones familiares, e incluso
nuestra casa. Mi jornada con mi hijo y una de mis hermanas que se unió a mí
para apoyarme a superar la opresión de estos demonios había empezado y nos
movimos de un lugar a otro. En un cierto momento, las cosas empeoraron y
vivimos en mi auto durante 13 días.
Esta trayectoria
ocurrió durante un tiempo en que recibí un mandato de Dios de no trabajar y
confiar en Él en el área de las finanzas y las relaciones ya fueran personales o de
iglesia. Todo esto fue para superar estas fortalezas demoníacas y entender los
caminos del Reino para limpiar mi linaje espiritual, pero también en nombre del
cuerpo de Cristo y de las generaciones. Ahora he visto a muchos miembros de mi
familia recibir la salvación y sigo confesando que mi casa y yo serviremos al
Señor y lo adoraremos solo a Él.
También continué
lidiando con la oposición y amenazas ocultas e incluso de muerte que nos venían
constantemente. Esto incluyó mi sanación del cáncer más de una vez y
mientras oraba por otras personas y veía su sanación manifestada, sabía que mi
propia sanación pronto llegaría. Dios también me ha sido fiel en eso. De esta
manera he aprendido que ninguna arma formada contra de mí será capaz de
prosperar (Isaías 54:17). Yo continúo confiando en el Señor porque sé que
cumpliré su propósito para mi vida y la muerte no tiene poder sobre mí porque
mi vida está en las manos de Dios solamente.
En esencia y para
no hacer este articulo demasiado largo, mi mandato para la familia a la que pertenecía
por el matrimonio no ha terminado a pesar de que ya no estamos juntos. Esto
ocurrirá hasta que sepa que son salvados y no utilizados del enemigo nunca más.
Dios tiene un plan para toda la humanidad y Él quiere que ellos no
perezcan, sino que tengan vida eterna. Este proceso me ha hecho más fuerte en
oración e intercesión por otras personas; especialmente para la unidad de la
familia y en la iglesia, y también me ha ayudado a reconocer que yo había sido
preparada para un tiempo como éste para hacerles saber a otros que no hay poder
en el ocultismo porque sólo hay un Dios verdadero.
Jesús está vivo y
continúa haciendo la invitación a todos que le abran sus corazones y
experimenten su amor por ellos y la vida en abundancia que Él
murió para darles. Todas las otras formas de buscar poder y autoridad y riquezas
eventualmente serán sacudidas porque su reino es inquebrantable y sin fin. Si alguno de
ustedes ha estado involucrado(a) en el ocultismo en algún momento de sus vidas
e incluso si caminan con Dios, pero aun así se sienten atraídos a este tipo de
estilo de vida o tienen este tipo de linaje generacional, quiero pedirles que
se unan a mí en esta oración.
Padre Celestial, vengo a ti con un corazón humilde
para pedirte que me perdones por buscar amor, aceptación, riquezas, poder, y
autoridad en ídolos y demonios. En estos momentos renuncio a toda implicación
con el ocultismo, la santería, la hechicería, y la adivinación, el nigromancia,
el vudú, la magia negra, y cosas similares. Ahora te pido, Jesús, que te
conviertas en mi Señor y Salvador, que me laves con tu sangre y me limpies de
toda injusticia, rebelión, y maldad relacionada con este pecado. Hazte cargo de
todas las áreas de mi vida, porque tú prefieres la misericordia antes que el
juicio y que tengamos la vida eterna, con plenitud y hasta que rebose. Así que
confieso mi pecado, y te hago mi Señor y Salvador, en tu nombre oro. Amén
A Él solo
sea todo el poder, y la gloria para siempre. Amén ▪