Friday, March 25, 2016

Llamado de Dios para Evitar la Sequía que se Aproxima



Deuteronomio 12:5-7 RVC

5 “sino que buscarán el lugar que el Señor su Dios escoja de entre todas sus tribus para poner allí la residencia de su nombre, y allá acudirán para llevar sus holocaustos y sacrificios, diezmos, ofrendas elevadas, sus votos y ofrendas voluntarias, y las primicias de sus vacas y de sus ovejas; allí también comerán ustedes y sus familias delante del Señor su Dios, y se regocijarán en todo lo que hagan y en lo que el Señor su Dios les haya bendecido.” 


En este tiempo en que se observa la fiesta de Purim, recordamos la liberación del Señor para el pueblo judío que estaba bajo la opresión de Amán el descendiente del rey Agag. El rey Agag (1 Samuel 15:20) era un amalecita, una tribu que se declaró enemiga del pueblo judío. A veces llegaban por sí mismos y otras veces con otros enemigos merodeadores cuando los israelitas, que estaban en su salida de Egipto hacia su tierra prometida, estaban más vulnerables y débiles y los saqueaban (Jueces 6:33). Debido a este espíritu de terror y su intensa agresividad contra el pueblo escogido de Dios (a veces debido a su desobediencia), Dios le declaró la guerra en cada generación (Éxodo 17:14-16).


Este espíritu se manifiesta a través de la obra del espíritu del Anticristo. Un espíritu que no sólo quiere reemplazar todo lo que tiene que ver con Cristo, el ungido de Dios y los que lo representan en la tierra. También quiere eliminarlos completamente de sus lugares asignados y muchas veces incluso eliminarlos de la faz de la tierra como era la intención de Amán en la época cuando Ester tomó su posición como reina. Pero Dios intervino con la liberación prometida para su pueblo amado en esa generación, al cual también llamó a ser un pueblo peculiar en Él. A través de su intervención, Dios demostró grandes maravillas que trajo el temor reverencial a Él en los corazones de la población del lugar e hizo que se hicieran parte de su familia de creyentes (Ester 8:17).


Por esta razón, Dios nos da su favor inmerecido (gracia) santificado en esta temporada (el cual nos da la sabiduría para saber por qué nos los da y como responder), como cuando el rey extendió su cetro a la Reina Ester para salvar su vida. Esto tuvo que hacerse porque ella vino delante del rey sin previo aviso, violando asi la ley. Pero Ester se atrevió a ir ante el rey consciente de las posibles consecuencias porque tenía una gran causa que defender. Por eso fue ante el rey para salvar a su pueblo judío que estaba bajo la amenaza del malvado Amán, que había planeado y establecido una fecha para aniquilarlos.


Pero la causa de Ester de exponer al enemigo de su pueblo y su petición para protegerlos se volvió exitosa y el enemigo y después sus diez hijos fueron colgados en la misma horca que Amán había levantado para Mardoqueo, el primo de Ester. A su vez, Ester recibió una recompensa por estar dispuesta a morir para defender a su pueblo y también Mardoqueo por no inclinarse a la maldad de Amán. Así, para celebrar la victoria, el rey Asuero impuso un tributo (impuestos) sobre la tierra y todo su reino. 

Esto explica el pasaje del principio de esta enseñanza en el que Dios está pidiendo a su pueblo que traiga un homenaje (ofrenda de sacrificio de primicias) por la victoria obtenida y para santificar su provisión venidera por los proximos siete años).



También, observe que una situación similar ocurrió durante la época de José cuando el Faraón fue advertido acerca de los siete años de abundancia seguidos por una sequía de siete años y José, que representa a Jesús y la iglesia, pudo tener un lugar de prominencia debido a sus capacidades administrativas y gubernamentales que le hicieron prosperar en medio de un ambiente seco y cansado donde otros fueron perdiendo, pero él hizo que aquellos alrededor de él pudieran prosperar (ver Génesis 41).

Otra razón importante por la cual dar esta ofrenda de sacrificio es la eliminación de la influencia del espíritu de Mamón o avaricia de nuestras vidas porque vivir bajo su influencia puede causar la gran sequía que está por venir durante el tiempo del temblor que viene a la influencia del espíritu Anticristo (el espíritu que gobierna el mundo). Dios no quiere que su pueblo sufra carencia ni pobreza porque Él toma placer en que ellos prosperen (Salmo 35:27). Pero Él también quiere que no estemos sometidos bajo la influencia del espíritu de Mamón o avaricia (parte del espíritu de este mundo junto con los espíritus de Jezabel, Religión y el Anticristo) y la adoración de la obra de nuestras manos. En cambio, quiere que aprendamos a buscar primero su reino y su justicia para que las cosas que deseamos y queremos puedan ser agregadas siendo libres de la influencia de este espíritu (Matthew 6:31-33). Nadie puede servir a dos señores: Dios y las riquezas (Mamón) (Mateo 6:4).


Es más, Dios quiere eliminar la pobreza de su casa. Él quiere que su pueblo disfrute de la abundancia de las riquezas de su gloria que les ayudará a avanzar el Reino de Dios a través de sus vidas y les dará todo lo necesario para dedicar tiempo de intimidad con Él y poder cumplir con sus llamados, sin preocuparse de que les falte provisión. Esto fue visto en el libro de Hechos capítulos 2 y 4 cuando Dios intervino en la vida de los creyentes que entendían este principio y trajeron sus posesiones a los pies de los apóstoles para que nadie entre ellos estuviera en la pobreza. 



Hechos 2:43-45 dice,

43 Al ver los milagros y las maravillas que hacían los apóstoles, la gente se quedaba asombrada.

44 Los seguidores de Jesús compartían unos con otros lo que tenían. 45 Vendían sus propiedades y repartían el dinero entre todos. A cada uno le daban según lo que necesitaba. TLA


Y Hechos 4:33-37 confirma,

33 “Llenos de gran poder, los apóstoles enseñaban que Jesús había resucitado. Dios los bendecía mucho, 34 y no les hacía falta nada, porque los que tenían alguna casa o terreno lo vendían 35 y entregaban el dinero a los apóstoles. Entonces ellos lo repartían y le daban a cada uno lo que necesitaba.

36 Esto también lo hizo un hombre de la tribu de Leví, que había nacido en la isla de Chipre. Se llamaba José, pero los apóstoles le decían Bernabé, que significa "El que consuela a otros." 37 Bernabé vendió un terreno suyo, y todo el dinero de la venta se lo entregó a los apóstoles.” TLA


Esto se trata de un mandato para la iglesia en esta hora y aquellos que entienden y obedecen este principio cosecharán los beneficios de evitar una sequía financiera entre otras cosas cuando el temblor del espíritu de este mundo se suelte para eliminar su influencia de la tierra y de la vida de su pueblo porque Dios es un Dios celoso que no compartirá su gloria con ídolos en los corazones y las vidas de sus hijos (Éxodo 20:4-6; 34:13-16). A Él solo sea toda la gloria. ▪ 


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